lunes, diciembre 12, 2005

DEJO ESTE MUNDO TAL VEZ DEFINITIVAMENTE(ME VOY DEL BLOG)

Gente.... como algunos de ustedes saben mi ánimo está muy mal. Algunos de ustedes lo saben, y algunos de ustedes también saben los motivos.
Con algunos de ustedes seguiré en contacto por mail o msn, y con algunos,personalmente. A los que fueron visitantes de este sitio, muchas gracias. El blog va a seguir abierto, no lo voy a cerrar, porque tal vez se me ocurra volver y postear algo, pero en principio es una ausencia por tiempo indefinido).

En fin... como despedida les dejo estos poemas que me gustan mucho( desde luego no son míos sino, seguramente no me gustarían).

Que los disfruten


DIME de Jorge Luis Borges (1899-1986)

Dime por favor donde estás,
en que rincón puedo no verte,
dónde puedo dormir sin recordarte
y dónde recordar sin que me duela.

Dime por favor dónde pueda caminar
sin ver tus huellas,
dónde puedo correr sin recordarte
y dónde descansar con mi tristeza.

Dime por favor cuál es el cielo
que no tiene el calor de tu mirada
y cu?l es el sol que tiene luz tan sólo
y no la sensación de que me llamas.

Dime por favor cuál es el rincón
en el que no dejaste tu presencia.
Dime por favor cual es el hueco de mi almohada
que no tiene escondidos tus recuerdos.

Dime por favor cuál es la noche
en que no vendrás para velar mis sueños...
Que no puedo vivir porque te extraño
y no puedo morir porque te quiero.



YA NO de Idea Vilariño (1920- ...)

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo ni nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

viernes, noviembre 18, 2005

LOS AMANTES DESCONOCIDOS

La sociedad de Amantes Desconocidos de Flores fue tal vez la entidad mas
secreta del barrio. Su misma naturaleza hacia imprescindible la discrecion.
Hace algunos años, cada vez que alguien recibia una carta de amor sin firma
los hombres sabios no vacilaban en atribuirla a la Sociedad. Era esto un error:
siempre han existido enamorados ocultos, sin que haga falta inventarlos.
Por otra parte, cabe razonar que la obra de los Amantes Desconocidos solo
pudo tener buen efecto en la medida en que no les fuera atribuida.
Se calcula que en los años de su actuacion, la Sociedad fraguo mas de dos
mil historias de amor.
El procedimiento habitual era sencillo. Sin mayores ceremonias se elegia a una
persona cualquiera. La mayoria de las veces se trataba de solitarios, melanco-
licos, desengañados, aburridos o simplemente amigos a quienes la entidad
deseaba favorecer.
El paso inmediato consistia en crear un amante ficticio para la persona
elegida. Un equipo de ingeniosos creativos se encargaban del asunto. A los
ingenieros les inventaban adolescentes picaras. A las modistas de la calle
Moron les dibujaban nobles arruinados. A los Hombres Sensibles les hacian
amantes romanticas y tragicas, pero tambien muy pechugonas, que eran una
verdadera delicia.
Una vez establecidas las caracteristicas generales del amante ficticio, se
enviaba la primera comunicacion. Asi, muchos hombres y mujeres de Flores
recibieron sorpresivas declaraciones anonimas que los llenaron de estupor.
Se transcribe a continuacion la carta que llevara el numero de orden 1114.
"Querido ingeniero Atilio D. Gallardo:
Le escribo desde las tinieblas de mi soledad. Le ruego que me disculpe si
usurpo su preciosa intimidad. Pero existe, mi querido ingeniero, un sentimiento
dentro de mi que ya no puedo dominar.
Es preciso que usted sepa que lo amo, ingeniero.
Usted no me conoce... O para decirlo mejor: usted jamas ha reparado en mi.
Quien soy...? No creo que valga la pena que usted lo sepa. Digamos que me
llamo Luisa, aunque ese no es mi verdadero nombre. Algunos dicen que soy joven
y hermosa, pero tal vez exageran.
Ah... si supiera, ingeniero, cuantas veces he llorado por usted.
Si supiera cuantas noches he despertado llorando y pronunciando su nombre:
Atilio. En mi cuarto tengo un pequeño retrato suyo que he recortado de la
revista "Temas de la construccion."
Usted tal vez se ria de los delirios de una pobre muchacha enamorada. Pero
ya no puedo luchar mas contra mi corazon, ingeniero.
Quiero proponerle algo. Escribame. Cuenteme algo de su vida. Desde luego,
todavia no pienso revelar mi verdadera identidad, de modo que debera usted
dirigirse a Luisa, Casilla de Correo 32.
Un beso apasionado de su Luisa."

Despues comenzaba la verdadera historia. El ingeniero respondia, Luisa escri-
bia otra vez, el ingeniero reclamaba un encuentro, Luisa se negaba... Y entre
carta y carta se iban conociendo e interesando cada vez mas.
Por supuesto, el encuentro no debia producirse jamas. Y esta es en verdad una
regla de oro de los amantes desconocidos, reales o ficticios.
Toda relacion debera girar alrededor de un encuentro futuro. Pero es
fundamental el no encontrarse nunca. Las razones se ven venir: todo amante
desconocido es perfecto. Tiene la cara que uno desea. Es, a nuestro capricho,
morocho, rubio o ambas cosas a un tiempo. El amante desconocido no tiene
defectos, no tartamudea, no fastidia con cosas cotidianas. Pero hay una virtud
fundamental: por no ser nadie es tambien todas las personas del mundo. Si se
comete el desatino de darle una identidad cierta , el amante desconocido se
achica, aunque sea un angel. Si es alto, ya no podra ser petiso. Si es
atletico, ya no podra ser enclenque. Si es Juan, ya no podra ser Pedro.
Si es Luisa, ya no podra ser Esther.

Por estos mismos motivos, la Sociedad de Amantes Desconocidos jamas enviaba
fotografias aunque si las reclamaba de sus beneficiarios.
La actividad de estos filantropos tenia por objeto combatir la soledad y la
desdicha. Y cabe señalar que su accion despertaba en los vecinos del barrio
un sano espiritu de emulacion. Al conocer la existencia de enamorados secretos,
muchas personas descubrian dentro de si esa misma condicion. Y asi, junto a los
amantes de ilusion creados por la Sociedad, cundieron los amantes secretos
verdaderos.
En sus buenos tiempos, Manuel Mandeb se carteaba con cuatro amores
misteriosos. El pensador sospechaba que por lo menos dos eran obra de la
Sociedad, mas que nada, por el papel barato de las cartas. Pero sus
investigaciones lo llevaron a comprobar la existencia cierta de las otras dos.
Una de ellas resulto ser una compañera de un curso de guitarra que Mandeb
seguia penosamente. Cuando el hombre se presento ante ella con las cartas en
la mano, la chica rompio a llorar y huyo para siempre.
La ultima de las amantes secretas era -segun se supo mucho despues- Beatriz
Velarde, la piba mas hermosa de FLores, de quien -a su vez- Mandeb era enamora-
do secreto en otra coleccion de cartas.
Pero estaba escrito que Manuel y Beatriz no se amaran nunca.
El ingreso a Amantes Desconocidos de un grupo de redactores humoristicos y
malevolos provoco una serie de catastrofes que marcaron al decadencia de la
Sociedad.
Estos profesionales, que perseguian unicamente la diversion personal, empeza-
ron a enviar cartas a damas casadas y a urdir toda clase de intrigas chuscas.
De este modo consiguieron que la Sra. Aurora B de Garcia Vassari se
presentara a las cuatro de la mañana con una vela en la mano en el fondo
del pasaje Trieste.
Asimismo fueron los culpables de infinidad de divorcios, riñas, peloteras y
toletoles entre los matrimonios mas acrisolados de Flores.
Pero hay que mencionar un fenomeno curioso que les ocurria a casi todos los
miembros de la Sociedad.
Conforme avanzaba la correspondencia con los beneficiarios, muchos guionistas
se enamoraban de verdad. La conocida redactora publicitaria Luz Vasallo se
volvio loca de amor por el poeta Jorge Allen, cuyo caso atendio durante meses.
Para evitar estas situaciones, las autoridades de la entidad resolvieron una
rotacion de guionistas. Pero el resultado fue desastroso. Las cartas perdian
coherencia y verosimilitud, pues los redactores no alcanzaban a compenetrarse
debidamente en su funcion.
Sobre el final de sus actividades Amantes Secretos recurrio al telefono.
No fue una experiencia feliz. El lenguaje telefonico es menos tolerante con
la creacion artistica y -por lo demas- muchos guionistas soltaban la carcajada
en medio de las charlas, provocando cierta perplejidad en el cliente.
El juego de los Amantes Desconocidos era sin duda apasionante. Pero aunque
admitia procesos mas o menos prolongados, al cabo termianban por extinguirse.
Nadie puede resistir mucho tiempo la tentacion de conocer. Todos, tarde o
temprano, exigen al consumacion del amor epistolar.
Y asi terminaban todas las historias. La mayoria de las veces con el silencio
y el olvido. En alguna ocasion, con encuentros mas bien desteñidos.
Ives Castagnino, el musico de Palermo, se encontro una vez con una dama
desconocida que le habia enviado cartas durante años. Cuando la vio en la
esquina, se acerco y le dijo:
- Buenas noches. Soy el desengaño.
Hoy ya nadie habla de los Amantes Desconocidos de Flores. Pero esta entidad
sin fines de lucro bien puede dejar en nuestro espiritu la sombra de una idea.
Por que no convertirse uno en Amante Desconocido? Por que no ayudar con ilu-
siones a tantas almas solitarias que andan por la cuadra?
La vida esta poniendose muy aburrida. Seria maravilloso recibir una mañana
de estas una nota perfumada y llena de besos que viene de no se donde.
Dejo la inquietud a tantos guionistas, redactores, poetas y literaros que
malgastan su tiempo jugando al billar.

jueves, octubre 20, 2005

OTRO PIONERO

Pepe Arias fundó la primera empresa virtual. Medio siglo antes de que nacieran los negocios online y el Nasdaq, él puso en venta un terreno de cuatro mil metros cuadrados, en pleno centro de Buenos Aires.

Pepe recibía a los interesados con el contrato en mano, listo para la firma. Los recibía de pie porque el espacio no alcanzaba para meter ni una silla.

-¿Dónde está el terreno?- preguntaban.

-Aquí

-¿Aquí?

-Sí señor- aclaraba Pepe alzando los brazos al cielo-.

Son cuatro mil metros cuadrados, pero para arriba.

lunes, octubre 10, 2005

UN MARTIR

En el otoño 98, en pleno centro de Buenos Aires, un transeúnte distraído fue aplastado por un autobús. La víctima venía cruzando la calle, mientras hablaba por un teléfono celular ¿Mientras hablaba? Mientras hacía que hablaba: el teléfono era de juguete.

miércoles, octubre 05, 2005

LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES ¿ UN TEMA PARA ARQUEOLOGOS?

Más de noventa millones de clientes acuden, cada semana, a las tiendas Wal-Mart. Sus más de novecientos mil empleados tienen prohibida la afiliación a cualquier sindicato. Cuando a alguno se le ocurre la idea, pasa a ser un desempleado más. La exitosa empresa niega sin disimulo uno de los derechos humanos proclamados por las Naciones Unidas: la libertad de asociación. El fundador de Wal-Mart, Sam Walton, recibió en 1992 la Medalla de la Libertad, una de las más altas condecoraciones de los Estados Unidos.

Uno de cada cuatro adultos norteamericanos, y nueve de cada diez niños, engullen en Mc Donald's la comida plástica que los engorda. Los trabajadores de Mc Donald's son tan desechables como la comida que sirven: los pica la misma máquina. Tampoco ellos tienen el derecho de sindicalizarse.

En Malasia, donde los sindicatos obreros todavía existen y actúan, las empresas Intel, Motorola, Texas Instruments y Hewlett Packard lograron evitar esa molestia. El gobierno de Malasia declaró union free, libre de sindicatos, el sector electrónico.

Tampoco tenían ninguna posibilidad de agremiarse las ciento noventa obreras que murieron quemadas en Tailandia, en 1993, en el galpón trancado por fuera donde fabricaban los muñecos de Sesame Street, Bart Simpson y los Muppets.

Bush y Gore coincidieron, durante la campaña electoral del año pasado, en la necesidad de seguir imponiendo en el mundo el modelo norteamericano de relaciones laborales. "Nuestro estilo de trabajo", como ambos lo llamaron, es el que está marcando el paso de la globalización que avanza con botas de siete leguas y entra hasta en los más remotos rincones del planeta.

La tecnología, que ha abolido las distancias, permite ahora que un obrero de Nike en Indonesia tenga que trabajar cien mil años para ganar lo que gana, en un año, un ejecutivo de Nike en Estados Unidos, y que un obrero de la ibm en Filipinas fabrique computadoras que él no puede comprar.

Es la continuación de la época colonial, en una escala jamás conocida. Los pobres del mundo siguen cumpliendo su función tradicional: proporcionan brazos baratos y productos baratos, aunque ahora produzcan muñecos, zapatos deportivos, computadoras o instrumentos de alta tecnología además de producir, como antes, caucho, arroz, café, azúcar y otras cosas malditas por el mercado mundial.

Desde 1919 se han firmado 183 convenios internacionales que regulan las relaciones de trabajo en el mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo, de esos 183 acuerdos Francia ratificó 115, Noruega 106, Alemania 76 y Estados Unidos... 14. El país que encabeza el proceso de globalización sólo obedece sus propias órdenes. Así garantiza suficiente impunidad a sus grandes corporaciones, lanzadas a la cacería de mano de obra barata y a la conquista de territorios que las industrias sucias pueden contaminar a su antojo. Paradójicamente, este país que no reconoce más ley que la ley del trabajo fuera de la ley es el que ahora dice que no habrá más remedio que incluir "cláusulas sociales" y de "protección ambiental" en los acuerdos de libre comercio. ¿Qué sería de la realidad sin la publicidad que la enmascara?

Esas cláusulas son meros impuestos que el vicio paga a la virtud con cargo al rubro relaciones públicas, pero la sola mención de los derechos obreros pone los pelos de punta a los más fervorosos abogados del salario de hambre, el horario de goma y el despido libre. Desde que Ernesto Zedillo dejó la presidencia de México pasó a integrar los directorios de la Union Pacific Corporation y del consorcio Procter & Gamble, que opera en 140 países. Además, encabeza una comisión de las Naciones Unidas y difunde sus pensamientos en la revista Forbes: en idioma tecnocratés, se indigna contra "la imposición de estándares laborales homogéneos en los nuevos acuerdos comerciales". Traducido, eso significa: arrojemos de una buena vez al tacho de la basura toda la legislación internacional que todavía protege a los trabajadores. El presidente jubilado cobra por predicar la esclavitud. Pero el principal director ejecutivo de General Electric lo dice más claro: "Para competir, hay que exprimir los limones". Los hechos son los hechos.

Ante las denuncias y las protestas, las empresas se lavan las manos: yo no fui. En la industria posmoderna, el trabajo ya no está concentrado. Así es en todas partes, y no sólo en la actividad privada. Los contratistas fabrican las tres cuartas partes de los autos de Toyota. De cada cinco obreros de Volkswagen en Brasil, sólo uno es empleado de la empresa. De los 81 obreros de Petrobrás muertos en accidentes de trabajo en los últimos tres años, 66 estaban al servicio de contratistas que no cumplen las normas de seguridad. A través de trescientas empresas contratistas, China produce la mitad de todas las muñecas Barbie para las niñas del mundo. En China sí hay sindicatos, pero obedecen a un Estado que en nombre del socialismo se ocupa de la disciplina de la mano de obra: "Nosotros combatimos la agitación obrera y la inestabilidad social, para asegurar un clima favorable a los inversores", explicó recientemente Bo Xilai, secretario general del Partido Comunista en uno de los mayores puertos del país.

El poder económico está más monopolizado que nunca, pero los países y las personas compiten en lo que pueden: a ver quién ofrece más a cambio de menos, a ver quién trabaja el doble a cambio de la mitad. A la vera del camino están quedando los restos de las conquistas arrancadas por dos siglos de luchas obreras en el mundo.

Las plantas maquiladoras de México, Centroamérica y el Caribe, que por algo se llaman sweat shops, talleres del sudor, crecen a un ritmo mucho más acelerado que la industria en su conjunto. Ocho de cada diez nuevos empleos en la Argentina están "en negro", sin ninguna protección legal. Nueve de cada diez nuevos empleos en toda América Latina corresponden al "sector informal", un eufemismo para decir que los trabajadores están librados a la buena de Dios. La estabilidad laboral y los demás derechos de los trabajadores, ¿serán de aquí a poco un tema para arqueólogos? ¿No más que recuerdos de una especie extinguida?

En el mundo al revés, la libertad oprime: la libertad del dinero exige trabajadores presos de la cárcel del miedo, que es la más cárcel de todas las cárceles. El dios del mercado amenaza y castiga; y bien lo sabe cualquier trabajador, en cualquier lugar. El miedo al desempleo, que sirve a los empleadores para reducir sus costos de mano de obra y multiplicar la productividad, es, hoy por hoy, la fuente de angustia más universal. ¿Quién está a salvo del pánico de ser arrojado a las largas colas de los que buscan trabajo? ¿Quién no teme convertirse en un "obstáculo interno", para decirlo con las palabras del presidente de la Coca-Cola, que hace un año y medio explicó el despido de miles de trabajadores diciendo que "hemos eliminado los obstáculos internos"?

Y en tren de preguntas, la última: ante la globalización del dinero, que divide al mundo en domadores y domados, ¿se podrá internacionalizar la lucha por la dignidad del trabajo? Menudo desafío.

martes, septiembre 27, 2005

ANDERSEN

Las frustraciones de Andersen
Era un hombre cuya mayoe ambición era la de ser un escritor tenido en la más alta estima y a tal fin escribió poemas, obras teatrales, libros de viiajes, alguna novela, y unos ciento sesenta cuentos acerca de los que él mismo decía que eran fruslerías, bagatelas; y no precisamente aquello por lo que quería ser adorado.
Entre esos cuentos están: "El patito feo", "El soldadito de plomo", "Las zapatillas rojas", " El sastrecillo valiente", " La sirenita", " El traje nuevo del emperador", " la princesa y el guisante", etc.
Andersen nació en la ciudad danesa de Odense en 1805 y creció en una casa de una sola habitación en la zona más pobre de la ciudad. Su padre era zapatero. Primero era zapatero, y después loco, ymurió cuando Hans tenía once años. Acerca de la madre no se sabe nada. La abuela paterna que lo cuidaba, era una embustera y el abuelo, tenía fama de ser el loco de la ciudad.
Andersen tenía pocos amigos y pasaba casi todo el tiempo solo. Para ayudar a su familia entró a trabajar en una fábrica de paños en la que los obreros lo cargaban todo el día. Parece que Andersen tenía, cuando era chico, una voz extraordinaria de soprano, y le gustaba cantar mientras trabajaba. Lo hizo hasta que los muchachos le bajaron los pantalones "para ver si no era una muchacha".
A los catorce años, casi como pordiosero viajó a Copenhagen en busca de trabajo. Encontró un patrón en la persona de un cantante de ópera italiano que lo tuvo como asistente hasta que empezó a tomar lecciones de canto en el Teatro real de Copenhagen. Allí el director entusiasmado con lo ien que cantaba Andersen se convirtió en su tutor y también en una especie de padre. Pero Andersen no se dedicó al canto.
Por esos tiempos empezó a escribir. A los diecisiete años publicó una narración corta, después vino un libro titulado: "Viaje a pie desde el canal de Holmen hasta la punta oriental de Amager" que era una historia fantástica imitando el estilo de Hoffman. Después vino la novela "El improvisador" que fue bien recibida por la crítica pero que casi no fue recibida por el público.
El momento decisivo de su carrera se produjo al publicarse el primer volúmen de sus cuentos de hadas. Pero esa fama vino a compensar, según él mismo lo decía, la desdicha que le provocaban su aspecto y su timidez.
Andersen era un hombre alto y frágil, sus brazos y piernas resultaban desproporcionadamente largos, y sus pies eran giganteacos. Por la calle los desconocidos se detenían y lo señalaban "mirá ese las patas que tiene". Sus ataques de depresión eran muy frecuentes tenía muchas fobias.
Aterrorizado ante la posibilidad de que lo eterraran vivo pidió a sus amigos que le cortaran una arteria antes de que lo metieran en el cajón.Ante cualquier indisposición solía dejar una nota en su mesa de luz en la que decía: "Estoy muerto solo en apariencia". Andersen fue uno de los autores más codiciados, pudo hacerse amigo de Dickens y fue huesped de la realeza de muchas cortes. Andersen nunca tuvo una experiencia sexual.
Una vez en Nápoles en 1834 escribió en su diario:" Tremendos sentimientos de deseo sensual y una batalla interna, soy todavía inocente pero me arde la sangre, estoy enfermo. Feliz del que tiene mujer". Temeroso de acercarles su presencia de la que decía que nadie era merecedor, Andersen no era capaz de iniciar ninguna relación sentimental. Escribió:"Tendré que permanecer solo toda la vida como un pobre cardo y ser escupido por los demás porque tuve la desgracia de tener espinas".
Hubo tres mujeres en la vida de Andersen a las que apenas se asomó. La primera tenía veinticuatro años y era hermana de un compañero de estudios. Andersen que tenía un año menos que ella, se enamoró. Le dedicó unos poemas pero no hubo por respuesta más que desdenes por escrito. Vino después la hija de su tutor, que tenía 18 años. Empezó a hablar con ella y terminó enamorándose. Ella no mostró ningún interés. Para que Andersen dejara de escribirle cartas de amor, ella le dijo que cualquier correspondencia suya tendría que ser revisada por su hermana mayor, lo cual era una costumbre muy común en esa época.
Y Hans, avergonzado, inhibido por la posible lectura pública de sus cartas de amor, dejó de escribirle. Y entonces llegó una cantante a la que apodaban "el ruiseñor sueco", Andersen la inundó de poemas y de regalos, la siguió en muchas de sus presentaciones hasta que consiguió alguna vecindad. El único registro de esa vecindad que captó la cantante sueca fue el de la amistad, y un día le contó a Andersen lo contenta que estaba porque se iba a casar. Andersen quedó destrozado.
Su vejez, aunque llena de halagos y distinciones, fue más bien sórdida en asuntos de amor. Cuando viajaba a París visitaba a veces un burdel. Allí conversaba cortesmente con las prostituta desnudas. Si alguien le insinuaba que debía hacer algo más que simplemente limitarse a hablar se escandalizaba , y se ofendía.
Vivió sus últims años en Copenhagen siempre solo. Cuando murió en 1875 llevaba colgada en el cuello una bolsita de cuero. En su interior había una carta de la primera de las tres mujeres de las que se enamoró( la hermana de su compañero de estudios). Algunos dicen que era la carta en que ella le negaba su amor, pero son conjeturas. La carta fue inmediatamente destruída por expreso deseo del fallecido Andersen.

miércoles, septiembre 21, 2005

HONRAR LA VIDA

No
Permanecer y transcurrir
No es perdurar, no es existir
Ni honrar la vida
Hay tantas maneras de no ser
Tanta conciencia sin saber
Adormecida.

Merecer la vida no es callar ni consentir
Tantas injusticias repetidas
Es una virtud, es dignidad
Y es la actitud de identidad
Mas definida.

Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir
Por que no es lo mismo que vivir
Honrar la vida.

No
Permanecer y transcurrir
No siempre quiere sugerir
Honrar la vida
Hay tanta pequeña vanidad
En nuestra tonta humanidad
Enceguecida

Merecer la vida es erguirse vertical
Más allá del mal, de las caídas
Es igual que darle a la verdad
Y a nuestra propia libertad
La bienvenida.

domingo, septiembre 18, 2005

SIMBOLOS

NEGOCIO. «Esta guerra será larga», ha anunciado el presidente del planeta. Mala noticia para los civiles que están muriendo y morirán, excelente noticia para los fabricantes de armas.

No importa que las guerras sean eficaces. Lo que importa es que sean lucrativas. Desde el 11 de setiembre, las acciones de General Dynamics, Lockheed, Northrop Grumman, Raytheon y otras empresas de la industria bélica han subido en línea recta en Wall Street. La bolsa las ama.

Como ya ocurrió durante los bombardeos a Irak y Yugoslavia, la televisión rara vez muestra a las víctimas: está ocupada exhibiendo la pasarela de los nuevos modelos de armas. En la era del mercado, la guerra no es una tragedia, sino una feria internacional. Los fabricantes de armas necesitan guerras, como los fabricantes de abrigos necesitan inviernos.

HOLLYWOOD. La realidad imita al cine: todo estalla, los niños reciben misiles de la película Atlantis en la cajita feliz de Mc Donald's, y es cada vez más difícil distinguir entre la sangre y el ketchup.

Ahora el Pentágono ha encargado a algunos guionistas de cine y expertos en efectos especiales que ayuden a adivinar los nuevos objetivos terroristas y que también imaginen la manera de defenderse. Según la revista Variety, uno de los que está en eso es el guionista de Duro de matar.

VESTUARIO. En una de sus imágenes más difundidas, el duro de matar Osama bin Laden lleva turbante pero tiene puesta una casaca de fajina del ejército de Estados Unidos, y en la muñeca luce un reloj Timex, made in usa.

El también es made in usa, como los demás fundamentalistas islámicos que la CIA reclutó y armó, desde cuarenta países, contra el comunismo ateo en Afganistán. Cuando Estados Unidos celebró su victoria en aquella guerra, la presidenta de Pakistán, Benazir Bhutto, advirtió en vano a Bush padre: «Ustedes han creado un monstruo, como el doctor Frankenstein».

Y se ha comprobado, una vez más, que los cuervos arrancan los ojos de quien los cría. Pero el sponsor los sigue utilizando. Ahora, los fanáticos le sirven de coartada perfecta, para hacer la guerra contra quien quiera y como quiera y para consolidar su dominio universal. Y también para dar explicaciones indiscutibles. Durante el mes de setiembre las empresas estadounidenses dejaron en la calle a doscientos mil trabajadores: «Llámenlos los números de Bin Laden», sentenció la secretaria de Trabajo, Elaine Chao.

Un par de semanas antes de que se derrumbaran las torres, se estaba derrumbando la economía mundial, y la revista The Economist aconsejaba a sus lectores: «Consíganse un paracaídas». Desde que pasó lo que pasó, quien no consiga un paracaídas puede encontrar, al menos, un culpable fabricado a medida.

PÁNICO. La humanidad entera está sintiendo los síntomas del ataque del ántrax, chuchos, dolor de cabeza, esa mancha en la piel que parece moretón... Todos tenemos miedo de abrir las cartas, y no porque contengan alguna impagable cuenta de impuestos o de luz, o la fatal noticia de que lamentamos comunicarle que hemos resuelto prescindir de sus servicios.

Los militares de Ucrania estaban de maniobras, cuando un misil SA-5 derribó un avión de pasajeros y mató a 78 personas. ¿Fue por error o porque los misiles inteligentes sabían que los aviones de pasajeros son armas enemigas? Los misiles inteligentes, ¿atacarán ahora las oficinas de correos?

ARMAS. Un portaaviones estadounidense, el Nimitz, se acercó a nuestras costas por un día. La visita me preocupó, porque en mi barrio hay un edificio que tiene todo el aspecto de una mezquita, y con los misiles inteligentes nunca se sabe.

Afortunadamente, no pasó nada. O casi nada: unos cuantos políticos compatriotas fueron invitados a conocer el portaaviones, flotante ciudad de la muerte, y casi se matan. El avión que los llevaba aterrizó mal y quedó con un ala en el agua.

Gracias a la visita, nos enteramos de que este portaaviones ha costado 4.500 millones de dólares. Según los cálculos de Unicef y de otros organismos de las Naciones Unidas, con tres portaaviones como el Nimitz se podría dar comida y remedios, durante un año, a todos los niños hambrientos y enfermos del mundo, que están muriendo a un ritmo de treinta y seis mil por día.

MANO DE OBRA. No sólo el terrorismo islámico tiene sus «durmientes»: también el terrorismo de Estado. Uno de los protagonistas del Plan Cóndor en los años de las dictaduras militares en América del Sur, el coronel Manuel Cordero, ha declarado que la guerra sucia «es la única manera» de combatir al terrorismo, y que son necesarios los secuestros, las torturas, los asesinatos y las desapariciones. El tiene experiencia, y ofrece su mano de obra.

El coronel dice que escuchó los discursos del presidente Bush, y que así será la tercera guerra mundial que está anunciando. Lamentablemente, escuchó bien.

ANTECEDENTES. Como el coronel, también el embajador tiene experiencia. John Negroponte, representante estadounidense en las Naciones Unidas, amenaza con llevar la guerra «a otros países», y sabe de qué habla.

Hace unos años, él llevó la guerra a América Central. Negroponte fue el padrino del terrorismo de los contras en Nicaragua y de los paramilitares en Honduras. Reagan, el presidente de entonces, decía lo mismo que ahora dicen el presidente Bush y su enemigo Bin Laden: vale todo.

VÍCTIMAS. Esta nueva guerra, ¿se hace contra la dictadura talibán o contra el pueblo que la padece? ¿Cuántos civiles asesinarán los bombardeos?

Cuatro afganos, que trabajaban para las Naciones Unidas, fueron los primeros «daños colaterales» de los que se tuvo noticia. Todo un símbolo: ellos se dedicaban a desenterrar minas.

Afganistán es el país más minado del mundo. Bajo el suelo hay diez millones de minas listas para matar o mutilar a quien las pise. Muchas fueron plantadas por los rusos, cuando la invasión, y muchas fueron plantadas, contra los rusos, por donación del gobierno de Estados Unidos a los guerreros de Alá.

Afganistán nunca ha aceptado el acuerdo internacional que prohíbe las minas antipersonales. Estados Unidos, tampoco. Y ahora las caravanas de los fugitivos intentan escapar, a pie o en burro, de los misiles que llueven desde el cielo y de las minas que estallan desde la tierra.

DESGARROS. Rigoberta Menchú, hija del pueblo maya, que es un pueblo de tejedores, advierte que estamos «con la esperanza en un hilo».

Y así es. En un hilo. En el manicomio global, entre un señor que se cree Mahoma y otro señor que se cree Buffalo Bill, entre el terrorismo de los atentados y el terrorismo de la guerra, la violencia nos está destejiendo.

martes, septiembre 13, 2005

Inés Pírez de Castro. La reina post-mortem de Portugal

Hablaremos de Inés Pírez de Castro es una historia un poco macabra en algún punto. Es un episodio que tuvo lugar primero en españa, y luego en Portugal asique vamos a ubicarnos a mediados del siglo XIV. Inés Pírez de Castro nació de España en el año 1.320, era la hija del noble español Pedro Fernández de Castro y de su esposa, una portuguesa llamada Beatriz, que era la sobrina preferida del por entonces rey de Portugal Denis I "el laborioso".
Cuentan que Inés era muy hermosa. Inés tuvo la mejor educación, hablaba perfectamente el latí, el francjs, y el hebreo, y escribía poemas. Inés fue asediada por infinidad de muchachos que la querían como esposa, pero lo cierto es que no estaba destinada para ser la consorte de un noble cualquiera, y los caballeros fueron expulsados de su entorno por su papá, el ya citado Pedro Fernández de Castro. Un buen día se le informó a Inés que había sido seleccionada para viajar a Portugal como dama de compañía de su prima Constanza de Castilla que se iba a casar con Pedro, el heredero del trono portugués e hijo del rey Alfonso IV "el bravo".
El citado Denis I "el laborioso" había muerto ya, cuando Inés tenía cinco años. Cuenta la crónica que antes de emigrar a Portugal como dama de compañía una gitana leyó la mano de Inés, y estalló en llanto. La gitana le suplicó a Inés que no se fuera porque le esperaba und estino horrible. Pero Inés, desde luego, no pod1a contrariar la decisión de sus mayores nada más que por el vaticinio de una gitana, e inició la marcha. En 1.340 Inés llegó con su prima Constanza a Portugal y allí sucedió algo que vino a complicarlo todo. Como se sabe Constanza era la que iba a casarse con Pedro, el heredero, pero Inés vio a Pedro y se enamoró. Parce que estaba tomando una sopa cuando lo vio por primera vez. Pedro era un muchacho alto, bien parecido. Y ella quedó tan impactada por la belleza del futuro consorte de su prima, que se tiró la sopa hirviendo encima. El príncipe le ofreció su ayuda, Inés salió corriendo de verguenza.
Dicen que Constanza, es decir la prometida de Pedro, se dio cuenta de que su prima estaba enamorada, también notó que Pedro miraba a Inés con entusiasmo, pero el cariño que se tenían las primas evitó cualquier conflicto.
Finalmente hubo boda entre Constanza y Pedro, tuvieron dos hijos, pero en el segundo parto Constanza murió. El duelo del príncipe Pedro duró poco. Apenas unos días despué de las muertes de Constanza, Pedro e Inés se hicieron amantes. Con tal entusiasmo que en cuatro años tuvieron cuatro hijos. Pero sobrevino un conflicto el papá de Pedro, el rey Alfonso "el bravo", temió que el príncipe en su enamoramiento apartara de la sucesión a los hijos que había tebido con Constanza, que eran ciertamente los hijos legítimos. Temía que los parientes españoles de Inés tuvieran influencia sobre el gobierno de Portugal cuando Pedro fuera rey, en fin... preocupaciones de índole política.
Sucedió entonces que Alfonso "el bravo", el papá de Pedro en complicidad con el hijo mayor que Pedro había tenido con Constanza, que se llamaba Fernando, tramó la muerte de Inés. Entonces contrataron a tres sicarios en el año 1.355. Los nombres de los sicarios son éstos ( no le tengo miedo a la denuncia): Pedro Cohelo ( no confundirel parónimo Pablo, que es culpable pero de otros de crímenes), Diego Lopez Pacheco, y Alvaro Gonzalez. Estos tres hombres fueron a Coimbra, donde estaba instalada Inés y la asesinaron a puñaladas. Cuando Pedro encontró el cadaver de su amada se volvió loco de dolor y furia, y entonces confesó que no era una simple concubina a la que se había dado muerte, sino a legítima esposa ya que, según dijo, se habían casado en secreto inmediatamente después de la muerte de Constanza.
Iracundo Pedro, que era príncipe de Portugal, tomó las armas y organizó una rebelión contra su padre, intervino la reina( la mamá de Pedro) y evitó la guerra, consiguió una paz, más bien, precaria. En 1.357 agobiado por la culpa y por el odio que le demostraba su hijo el rey Alfonso murió, y Pedro subió al trono como Pedro I. Sus medidas iniciales, que fueron de venganza, hicieron que se le diera el nombre de Pedro "el severo" y también Pedro "el cruel". Sucedió que los asesinos de Inés se habían refugiado en Castilla. Lamentablemente para esos esbirros en Portugal se habían refugiado unos enemigos del rey castellano, que casualmente también se llamaba Pedro, y que también le decían "el cruel". Entonces se hizo un intercambio de indeseables y los matadores de Inés llegaron a manos de Pedro que desde luego les dio una muerte convenientemente horrorosa.
Pedro fue un hombre amargado que extrañaba a su querida de tal forma que cuaqndo fue coronado ( y aquí el aspecto macabro de este relato) hizo que sus sirvientes exhumaran el cadaver de Inés, que le lanzaran perfumes, que lo vistieran con ricos ropajes, que le colocaran el anillo real, y le pusieran una corona para la ceremonia.
Dice la crónica: " Sentado el Rey en su trono, teniendo a su derecha el trono de doña Inés, los cortesanos fueron pasando uno a uno ante el cadaver y besándole la mano. Un gran silencio invadía la estancia sin atreverse a levantar los ojos al rey todos los nobles y religiosos juraron lealtad y respeto a la reina muerta.
Pedro observaba aquel desfile intentando adivinar algún movimiento de rechazo en lo cortesanos pero el terror a la venganza de Pedro era de tal magnitud que nadie eludió el beso a la finada. A pesar de que Pedro se entregó después a una vida licenciosa( es decir después del nuevo entierro de su amada), nunca logró olvidarla. Poco antes de su muerte Pedro pidió ser enterrado junto a ella en el monasterio de Alcobaça. Hoy esa tumba es objeto de peregrinación de los enamorados. "Inés" fue la última palabra que pronunció el Rey Pedro que murió después de gobernar diez años, cuando tenía apenas treinta y siete.

lunes, agosto 29, 2005

James M. Barrie. Los juegos

Algo acerca de James Matthew Barrie y los juegos secretos. James Matthew Barrie era escocés y nació en 1860. Su padre era un tejedor manual. Su madre se llamaba Margaret Ogilvy. Barrie tenía nueve hermanos, el preferido de Margaret, David, murió a los trece años a causa de un accidente mientras patinaba sobre el hielo. Esa muerte deprimió mucho a Margaret y Barrie hizo todo lo que pudo por alegrarla. Procuró parecerse a su hermano hasta el punto en que no se notara la diferencia, Barrie llegó a ponerse la ropa de su hermano, e imitó su silbido en la esperanza de engañar a su madre con aquel disfraz. El resultado fue que se profundizó el horror.
AA los 25 años Barrie ya era periodista en Londres, escribía crónicas de partidos de cricket, Le gustaba mucho ese deporte. Tenía un equipo integrado entre otros por Sir Arthur Conan Doyle, poco después empezó con los libros, o sea, a escribir. Eran libros sencillos los primeros y alcanzó rápidamente el éxito. Se convirtió en un hombre inmensamente rico y famoso. Cuentan que sólo los niños se sentían siempre a gusto con Barrie, su comportamiento intimida casi siempre a los mayores porque parece que era un hombre muy silencioso, era capaz de pasar largas horas en el más absoluto mutismo.
Con las mujeres no tuvo una vida demasiado borrascosa, se casó con Mary Ansell a quien conoció en unas audiciones para el estreno de la obra "Walker, London". Muchos años después Barie supo gracias a la confesión de su jardinero que había visto todo, que su esposa Mary andaba con un abogado amigo de la casa. Hubo divorcio. En un intento para evitar que la publicidad trastornara su carrera de escritor, se preparó una petición, en al que se solicitaba a la prensa que tratara aquel asunto con discreción. La petición la firmaban, entre otros, Henry James.
En un momento de su carrera Barrie escribió una biografía de su mare que tituló "Margaret Ogilvy", este libro contiene la frase reveladora de toda su literatura: "El horror de mi infancia es que yo sabía que se acercaba el tiempo en que debería renunciar a mis juegos y eso me parecía intolerable, resolví seguir jugando en secreto". De todos sus juegos, de todos sus libros, el más célebre fue "Peter Pan". Barrie murió a los 77 años, en 1937.
Pero volvamos a la frase "Resolví seguir jugando en secreto". Quisiera decir algo acerca de "resolví seguir jugando en secreto". El mundo que nos toca vivir nos tienta con el progreso personal con el ingreso a los circuitos de consumo y con la plena posesión de los derechos de la adultez. Por cierto se fomenta la admiración por la precocidad nos encanta que los niños vivan situaciones adultas. Ahora bien... ¿Qué es una situación adulta? Según parece, tener deseos sexuales, y ansias de posesión. O quizás adquirir cierto aplomo mundano que permite usar palabras tales como: "igualmente", "saludos por su casa", o "muy amable de su parte". Bueno, a todo esto contesto que para ser un imbécil no hay apuro. La precocidad de un niño pianista es admirable, la precocidad de un miserable que aprendió demasiado pronto los riesgos de prestar libros, es basura.
Como quiera que sea el mundo exige abandonar los juegos y progresar, y los que se quedan jugando reciben desprecio y burla. Por eso hay quienes, como Sir James Barrie, resuelven seguir jugando en secreto. Hay personas que sin que nadie lo sepa recorren las calles, y juegan. No pisan las baldosas azules para no matar ángeles y sí las rojas para matar demonios o juegan a que morirán si se cruzan con una rubia en al siguiente cuadra, o gritan en los zaguanes, o pisan las hojas secas para deleitarse con el crujido.

Pero no nos engañemos, estamos hablando de otra cosa, no de mera afición lúdica. Se trata de seguir, en secreto, profesando una moral heroica, de seguir creyendo. De creer no con la estupidez de los mamertos, sino con la locura de los que jamás podrán aprender a acomodarse en un universo burgués de mezquindad; de seguros contra robos, y de electrodomésticos como parámetros de dicha.
James Barrie no quería crecer, Peter Pan no quería crecer. No querían crecer en el peor de los sentidos, no querían esa mediocre resignación que algunos llaman madurez.
Yo he resuelto seguir jugando en secreto: juego a que un buen verso salva una vida, juego a que el amor es más importante que la prosperidad, juego a enloquecerme con un acorde, a creer que lo mejor de la vida todavía no sucedió.
Claro que allí están las personas razonables que pueden despreciarme, y decirme Peter Pan, y se ríen de nuestros juegos y de nuestros sueños. Bien está. Para ellos es todo el mundo. El mundo de los adultos y de los burgueses, el mundo de la televisión. El mundo de los concursos o del rating, atención, tampoco es el mundo de los juegos. Porque los juegos, el sueño secreto de la juventud, son cosa... de gente seria.

martes, agosto 16, 2005

NI DERECHOS NI HUMANOS

Si la maquinaria militar no mata, se oxida. El presidente del planeta anda paseando el dedo por los mapas, a ver sobre qué país caerán las próximas bombas. Ha sido un éxito la guerra de Afganistán, que castigó a los castigados y mató a los muertos; y ya se necesitan enemigos nuevos.

Pero nada tienen de nuevo las banderas: la voluntad de Dios, la amenaza terrorista y los derechos humanos. Tengo la impresión de que George W Bush no es exactamente el tipo de traductor que Dios elegiría, si tuviera algo que decirnos; y el peligro terrorista resulta cada vez menos convincente como coartada del terrorismo militar. ¿Y los derechos humanos? ¿Seguirán siendo pretextos útiles para quienes los hacen puré?

Hace más de medio siglo que las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y no hay documento internacional más citado y elogiado.

No es por criticar, pero a esta altura me parece evidente que a la declaración le falta mucho más que lo que tiene. Por ejemplo, allí no figura el más elemental de los derechos, el derecho a respirar, que se ha hecho impracticable en este mundo donde los pájaros tosen. Ni figura el derecho a caminar, que ya ha pasado a la categoría de hazaña ahora que sólo quedan dos clases de peatones, los rápidos y los muertos. Y tampoco figura el derecho a la indignación, que es lo menos que la dignidad humana puede exigir cuando se la condena a ser indigna, ni el derecho a luchar por otro mundo posible cuando se ha hecho imposible el mundo tal cual es.

En los 30 artículos de la declaración, la palabra libertad es la que más se repite. La libertad de trabajar, ganar un salario justo y fundar sindicatos, pongamos por caso, está garantizada en el artículo 23. Pero son cada vez más los trabajadores que no tienen, hoy por hoy, ni siquiera la libertad de elegir la salsa con la que serán comidos. Los empleos duran menos que un suspiro, y el miedo obliga a callar y obedecer: salarios más bajos, horarios más largos, y a olvidarse de las vacaciones pagas, la jubilación y la asistencia social y demás derechos que todos tenemos, según aseguran los artículos 22, 24 y 25. Las instituciones financieras internacionales, las Chicas Superpoderosas del mundo contemporáneo, imponen la "flexibilidad laboral", eufemismo que designa el entierro de dos siglos de conquistas obreras. Y las grandes empresas multinacionales exigen acuerdos "union free", libres de sindicatos, en los países que entre sí compiten ofreciendo mano de obra más sumisa y barata. "Nadie será sometido a esclavitud ni a servidumbre en cualquier forma", advierte el artículo 4. Menos mal.

No figura en la lista el derecho humano a disfrutar de los bienes naturales, tierra, agua, aire, y a defenderlos ante cualquier amenaza. Tampoco figura el suicida derecho al exterminio de la naturaleza, que por cierto ejercitan, y con entusiasmo, los países que se han comprado el planeta y lo están devorando. Los demás países pagan la cuenta. Los años noventa fueron bautizados por las Naciones Unidas con un nombre dictado por el humor negro: Década Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales. Nunca el mundo ha sufrido tantas calamidades, inundaciones, sequías, huracanes, clima enloquecido, en tan poco tiempo. ¿Desastres "naturales"? En un mundo que tiene la costumbre de condenar a las víctimas, la naturaleza tiene la culpa de los crímenes que contra ella se cometen.

"Todos tenemos derecho a transitar libremente", afirma el artículo 13. Entrar, es otra cosa. Las puertas de los países ricos se cierran en las narices de los millones de fugitivos que peregrinan del sur al norte, y del este al oeste, huyendo de los cultivos aniquilados, los ríos envenenados, los bosques arrasados, los precios arruinados, los salarios enanizados. Unos cuantos mueren en el intento, pero otros consiguen colarse por debajo de la puerta. Una vez adentro, en el paraíso prometido, ellos son los menos libres y los menos iguales.

"Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos", dice el artículo 1. Que nacen, puede ser; pero a los pocos minutos se hace el aparte. El artículo 28 establece que "todos tenemos derecho a un justo orden social e internacional". Las mismas Naciones Unidas nos informan, en sus estadísticas, que cuanto más progresa el progreso, menos justo resulta. El reparto de los panes y los peces es mucho más injusto en Estados Unidos o en Gran Bretaña que en Bangladesh o Rwanda. Y en el orden internacional, también los numeritos de las Naciones Unidas revelan que diez personas poseen más riqueza que toda la riqueza que producen 54 países sumados. Las dos terceras partes de la humanidad sobreviven con menos de dos dólares diarios, y la brecha entre los que tienen y los que necesitan se ha triplicado desde que se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Crece la desigualdad, y para salvaguardarla crecen los gastos militares. Obscenas fortunas alimentan la fiebre guerrera y promueven la invención de demonios destinados a justificarla. El artículo 11 nos cuenta que "toda persona es inocente mientras no se pruebe lo contrario". Tal como marchan las cosas, de aquí a poco será culpable de terrorismo toda persona que no camine de rodillas, aunque se pruebe lo contrario.

La economía de guerra multiplica la prosperidad de los prósperos y cumple funciones de intimidación y castigo. Y a la vez irradia sobre el mundo una cultura militar que sacraliza la violencia ejercida contra la gente "diferente", que el racismo reduce a la categoría de subgente. "Nadie podrá ser discriminado por su sexo, raza, religión o cualquier otra condición", advierte el artículo 2, pero las nuevas superproducciones de Hollywood, dictadas por el Pentágono para glorificar las aventuras imperiales, predican un racismo clamoroso que hereda las peores tradiciones del cine. Y no sólo del cine. En estos días, por pura casualidad, cayó en mis manos una revista de las Naciones Unidas de noviembre del 86, edición en inglés del Correo de la Unesco. Allí me enteré de que un antiguo cosmógrafo había escrito que los indígenas de las Américas tenían la piel azul y la cabeza cuadrada. Se llamaba, créase o no, John of Hollywood.

La declaración proclama, la realidad traiciona. "Nadie podrá suprimir ninguno de estos derechos", asegura el artículo 30, pero hay alguien que bien podría comentar: "¿No ve que puedo?". Alguien, o sea: el sistema universal de poder, siempre acompañado por el miedo que difunde y la resignación que impone.

Según el presidente Bush, los enemigos de la humanidad son Irak, Irán y Corea del Norte, principales candidatos para sus próximos ejercicios de tiro al blanco. Supongo que él ha llegado a esa conclusión al cabo de profundas meditaciones, pero su certeza absoluta me parece, por lo menos, digna de duda. Y el derecho a la duda es también un derecho humano, al fin y al cabo, aunque no lo mencione la declaración de las Naciones Unidas.

domingo, agosto 07, 2005

¿HUMANIQUE?

Humanitario. Adjetivo que confirma
la mala opinión que sobre el género
humano tienen los demás habitantes
de este planeta.

Esta no es la definición del diccionario. No todavía; pero pronto lo será, al paso que vamos. Ahora se invocan razones humanitarias para liberar al general Pinochet, aunque su salud resulta envidiable comparada con el estado en que él dejó a sus miles de muertos y torturados. No menos humanitarias, la verdad sea dicha, habían sido las razones que lo habían llevado a Londres, en 1998: el ex general viajó para comprar armas y cobrar comisiones.

Rueda el mundo, gira el reloj. El mundo demuestra lo humano que es destinando, cada minuto, un millón de dólares a gastos militantes. Las guerras se llaman misiones humanitarias, desde que el presidente Clinton las bautizara así. Rambo es el Erasmo de este nuevo humanismo. Según han contado los corresponsales de guerra, los soldados rusos, que redujeron a cenizas la ciudad de Grozny, tuvieron a Rambo por modelo. Y mientras llovían los bombazos, el general Valeri Manilov, jefe del estado mayor, exigía la rendición de los chechenos aclarando que no se trataba de un ultimátum. "Este es un acto humanitario", declaró.

A Putin no lo quería nadie cuando el zar Boris le cedió su trono. Según las encuestas, lo apoyaba el uno por ciento de la población. Meses después, cuando ya la bandera rusa flamea sobre lo que era Grozny, Putin es el político más popular de Rusia. Hasta su cara de ofidio ha resultado una virtud: éste es el hombre implacable y helado que Rusia necesita.

No hay mejor campaña electoral que una guerra exitosa. Chechenia ha sido salvada del peligro checheno. Putin ha aplicado el mismo tratamiento humanitario que la OTAN había aplicado, poco antes, a Yugoslavia. La terapia viene de la guerra de Vietnam. En 1968, un oficial estadunidense había declarado a la Associated Press: "Hay que destruir la aldea de Ben Tre, para salvarla". Pero en la guerra de Vietnam fueron muchos los invasores que murieron, y muchas fueron las víctimas que la televisión mostró. Desde aquel entonces, las grandes potencias, que comparten el derecho de matar con impunidad, han hecho enormes progresos en el arte de matar a distancia, sin riesgo de morir, y la tecnología, puesta al servicio de la hipocresía, permite que los verdugos no vean a sus víctimas, y la opinión pública tampoco. Las fulminantes operaciones militares que arrasaron barrios enteros de Panamá, Bagdad y Belgrado, y que en Grozny no han dejado piedra sobre piedra, se han traducido en espectaculares ascensos de popularidad para Bush, Clinton, Blair y Putin.

"Cada arma que se dispara es un robo que se comete contra los que tienen hambre y no reciben alimentos, y contra los que tienen frío y no reciben ropa". Aunque fue pronunciada el 16 de abril de 1953, cuando las guerras todavía se llamaban simplemente guerras, la frase tiene mucha actualidad en el mundo de hoy y, sin ir más lejos, en América Latina, donde se han duplicado los gastos militares en la década pasada. El autor de estas palabras sabía muy bien de qué estaba hablando. Dwight Eisenhower no era, que digamos, un agitador pacifista, sino un guerrero profesional que estaba ocupando la presidencia de Estados Unidos.

¿Misiones humanitarias o sacrificios humanos? Para que el orden cósmico continuara funcionando, los aztecas ofrecían corazones humanos a los dioses. Para que el orden terrestre continúe funcionando, el mundo de nuestros días ofrece sacrificios humanos a los fabricantes de armas y a los señores de la guerra. Jehová, el dios de los hebreos, que después fue dios de los cristianos y los musulmanes, amenazaba a quienes no le obedecieran con azotes y plagas, sequías, hambres y derrumbamientos (Levítico, 26), y sin pestañear ejecutaba sus castigos. Pero el Antiguo Testamento queda a la altura de un frijol comparado con los truenos de la ira del Nuevo Orden Mundial. Y jamás a Jehová se le ocurrió decir que fueran humanitarias sus maldiciones y sus venganzas. El era más bien despiadado, pero no era un farsante.

Quizá las guerras son humanitarias en el sentido de que matan cada vez más humanos sin uniforme. Un artículo del New York Times (de R.W. Apple, 21 de diciembre de 1989) exaltó la invasión de Panamá como un exitoso "ritual de iniciación" del presidente Bush, que así demostraba "su voluntad de derramar sangre". En las ceremonias de cacería de nuestro tiempo, el guerrero es el cazador y el civil, la presa. A lo largo del siglo XX, que ha sido, y por lejos, el más carnicero de la historia, hubo 15 por ciento de muertos civiles en la Primera Guerra Mundial. La proporción pegó tremendo salto, hasta 65 por ciento, en la Segunda Guerra Mundial. Y después ha seguido subiendo, en las guerras del medio siglo siguiente, hasta llegar a las espeluznantes estadísticas actuales: nueve de cada 10 víctimas son civiles, y en su mayoría niños.

Muchos de esos niños mueren después que las guerras han terminado. Ellos estallan al contacto con las minas antipersonales sembradas en los campos --que Estados Unidos continúa fabricando y vendiendo a pesar de la prohibición internacional-- o pagan las consecuencias de las guerras ocurridas. En Irak, por ejemplo, la mortalidad infantil se ha triplicado en los años posteriores a la guerra, a causa del bloqueo económico. "Vale la pena", declaró, en 1996, la canciller Madeleine Albright. En Yugoslavia, niños y adultos civiles están sufriendo, ya pasada la guerra, por las radiaciones cancerígenas de las tierras contaminadas por las bombas revestidas de uranio empobrecido, un mortífero producto de descarte de la energía nuclear. Según el Landau Center, un instituto de investigacio- nes que hizo un informe para el gobierno italiano, cada misil Tomahawk puede generar mil 600 enfermos de cáncer. La OTAN había negado el uso del uranio. Después, reconoció que se había utilizado contra los tanques serbios. En total, el diluvio de bombas destruyó 13 tanques.

Estados Unidos, cuyo territorio no ha sido nunca bombardeado por nadie, ha bombardeado a 19 países a lo largo de la segunda mitad del siglo XX: China, Corea, Guatemala, Indonesia, Cuba, Congo, Laos, Vietnam, Camboya, Líbano, Granada, Libia, Nicaragua, Panamá, Irak, Bosnia, Sudán, Afganistán y Yugoslavia. En septiembre de 1999, el presidente Clinton explicó: "Lamentablemente, no podemos responder a todas las crisis humanitarias que se producen en el mundo". Menos mal.

jueves, agosto 04, 2005

LA MONARQUIA UNIVERSAL

La monarquía universal
Ya se desmoronó la cortina de hierro, como si fuera de puré, y las dictaduras militares son una pesadilla que muchos países han dejado atrás. ¿Vivimos, pues, en un mundo democrático? ¿Inaugura este siglo XXI la era de la democracia sin fronteras? ¿Un luminoso panorama, con algunas pocas nubes negras que confirman la claridad del cielo?

Los discursos prestan poca atención a los diccionarios. Según los diccionarios de todas las lenguas, la palabra democracia significa «gobierno del pueblo». Y la realidad del mundo de nuestro tiempo se parece, más bien, a una poderocracia: una poderocracia globalizada.

Día tras día, en cada país se van recortando más y más los angostos márgenes de maniobra de los políticos locales, que por regla general prometen lo que no harán y que muy rara vez tienen la honestidad y el coraje de anunciar lo que harán. Se llama realismo al ejercicio del gobierno como deber de obediencia: el pueblo asiste a las decisiones que toman, en su nombre, los gobiernos gobernados por las instituciones que nos gobiernan a todos, en escala universal, sin necesidad de elecciones.

La democracia es un error estadístico, solía decir don Jorge Luis Borges, porque en la democracia decide la mayoría y la mayoría está formada por imbéciles. Para evitar ese error, el mundo de hoy otorga el poder de decisión a los poquitos, muy poquitos, que lo han comprado.

El FMI y el Banco Mundial
En la época del esplendor democrático de Atenas, una persona de cada diez tenía derechos ciudadanos. Las otras nueve, nada. Veinticinco siglos después, es evidente que a los griegos se les iba la mano con la generosidad.

Ciento ochenta y dos países integran el Fondo Monetario Internacional. De ellos, 177 ni pinchan ni cortan. El Fondo Monetario, que dicta órdenes al mundo entero y en todas partes decide el destino humano y la frecuencia de vuelo de las moscas y la altura de las olas, está en manos de los cinco países que tienen cuarenta por ciento de los votos: Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y Gran Bretaña. Los votos dependen de los aportes de capital: el que más tiene, más puede. Veintitrés países africanos suman, entre todos, 1 por ciento; Estados Unidos dispone de 17 por ciento. La igualdad de derechos, traducida a los hechos.

El Banco Mundial, hermano gemelo del FMI, es más democrático. No son cinco los que deciden, sino siete. Ciento ochenta países integran el Banco Mundial. De ellos, 173 aceptan lo que mandan los siete países dueños de 45 por ciento de las acciones del Banco: Estados Unidos, Alemania, Japón, Gran Bretaña, Francia, Italia y Canadá. Estados Unidos tienen, además, poder de veto.

Las Naciones Unidas
El poder de veto significa, en buen romance, todo el poder. La Organización de las Naciones Unidas es algo así como la gran familia que nos reúne a todos. En la ONU, Estados Unidos comparte el poder de veto con Gran Bretaña, Francia, Rusia y China: los cinco mayores fabricantes de armas, que a Dios gracias velan por la paz mundial. Estas son las cinco potencias que toman las decisiones, cuando las papas queman, en la más alta institución internacional. Los demás países tienen la posibilidad de formular recomendaciones, que eso no se le niega a nadie.

La Organización Mundial del Comercio
Hay derechos que se otorgan para no ser usados. En la Organización Mundial del Comercio, todos los países pueden votar en igualdad de condiciones; pero jamás se vota. «El voto por mayoría es posible, pero no ha sido nunca utilizado en la OMC y era muy raro en el GATT, el organismo que la precedió», informa su página oficial en Internet. Las resoluciones de la Organización Mundial del Comercio se toman por consenso y a puertas cerradas, que si no recuerdo mal era el sistema utilizado por las cúpulas del poder estalinista, para evitar el escándalo de la disidencia, antes de la victoria de la democracia en el mundo.

Así, la OMC ejecuta en secreto, impunemente, el sacrificio de centenares de millones de pequeños agricultores de todo el planeta, en los altares de la libertad de comercio. No tan en secreto ni tan impunemente, sin embargo: hasta hace poco, nadie sabía muy bien qué era eso de la OMC, pero las cosas han cambiado desde que cincuenta mil desobedientes tomaron las calles de la ciudad de Seattle, a fines del año pasado, y desnudaron ante la opinión pública a uno de los reyes de la monarquía universal. Los manifestantes de Seattle fueron llamados forajidos, locos, despistados, prehistóricos y enemigos del progreso por los grandes medios de comunicación. Por algo será.

domingo, julio 31, 2005

ESPEJOS BLANCOS PARA CARAS NEGRAS

1. La heroica virtud
Al vertiginoso ritmo de la industria del fin de siglo, el Vaticano está produciendo santos. En los últimos veinte años el papa Juan Pablo II beatificó a más de 900 virtuosos y canonizó a casi 300.

A la cabeza de la lista de espera, favorito entre los candidatos a la santidad, figura el esclavo negro Pierre Toussaint. Se asegura que el Papa no demorará en colocarle la aureola, «por mérito de su heroica virtud».

Pierre Toussaint se llamaba igual que Toussaint Louverture, su contemporáneo, que también fue negro, esclavo y haitiano. Pero ésta es una imagen invertida en el espejo: mientras Toussaint Louverture encabezaba la guerra por la libertad de los esclavos de Haití, contra el ejército de Napoleón Bonaparte, el bueno de Pierre Toussaint practicaba la abnegación de la servidumbre. Lamiendo hasta el fin de sus días los pies de su propietaria blanca, él ejerció «la heroica virtud» de la sumisión: para ejemplo de todos los negros del mundo, nació esclavo y esclavo murió, en olor de santidad, feliz de haber hecho el bien sin mirar a quién. Además de la obediencia perpetua, y de los numerosos sacrificios que hizo por el bienestar de su ama, se le atribuyen otros milagros.

2. El santo de la escoba
San Martín de Porres fue el primer cristiano de piel oscura admitido en el blanquísimo santoral de la Iglesia católica. Murió en la ciudad de Lima, hace tres siglos y medio, con una piedra por almohada y una calavera al lado. Había sido donado al convento de los frailes dominicos. Por ser hijo de negra esclava, nunca llegó a sacerdote, pero se destacó en las tareas de limpieza. Abrazando con amor la escoba, barría todo; después, afeitaba a los curas y atendía a los enfermos; y pasaba las noches arrodillado en oración.

Aunque estaba especializado en el sector servicios, San Martín de Porres también sabía hacer milagros, y tantos hacía que el obispo tuvo que prohibírselos. En sus raros momentos libres, aprovechaba para azotarse la espalda, y mientras se arrancaba sangre se gritaba a sí mismo: «¡Perro vil!». Pasó toda la vida pidiendo perdón por su sangre impura. La santidad lo recompensó en la muerte.

3. La piel mala
A principios del siglo XVI, en los primeros años de la conquista europea, el racismo se impuso en las islas del mar Caribe. Coartada y salvoconducto de la aventura colonial, el desprecio racista se realizaba plenamente cuando se convertía en el autodesprecio de los despreciados. Muchos indígenas se rebelaron y muchos se suicidaron, por negarse al trabajo esclavo, ahorcándose o bebiendo veneno: pero otros se resignaron a otra forma de suicidio, el suicidio del alma, y aceptaron mirarse a sí mismos con los ojos del amo.

Para convertirse en blancas damas de Castilla, algunas mujeres indias y negras se untaban el cuerpo entero con un ungüento hecho de raíces de un arbusto llamado guao. La pasta de guao quemaba la piel y la limpiaba, según se decía, del color malo. Un sacrificio en vano: al cabo de los alaridos de dolor y de las llagas y las ampollas, las indias y las negras seguían siendo indias y negras.

Siglos después, en nuestros días, la industria de los cosméticos ofrece mejores productos. En la ciudad de Freetown, en la costa occidental del Africa, un periodista explica: «Aclarándose la piel, las mujeres tienen mejores posibilidades de pescar un marido rico». Freetown es la capital de Sierra Leona: según los datos oficiales, del Sierra Leone Pharmaceutical Board, el país importa legalmente 26 variedades de cremas blanqueadoras. Otras 150 entran de contrabando.

4. El pelo malo
La revista estadunidense Ebony, de lujosa impresión y amplia circulación, se propone celebrar los triunfos de la raza negra en los negocios, la política, la carrera militar, los espectáculos, la moda y los deportes. Según palabras de su fundador, Ebony «quiere promover los símbolos del éxito en la comunidad negra de Estados Unidos, con el lema: Yo también puedo triunfar».

La revista publica pocas fotos de hombres. En cambio, hay numerosas fotografías de mujeres: leyendo la edición de abril de este año, conté 182. De esas 182 mujeres negras, sólo doce tenían rizos africanos, y 170 lucían pelo lacio. La derrota del pelo crespo —«el pelo malo», como tantas veces he escuchado decir— era obra de la peluquería o milagro de las pócimas. Los productos alisadores del pelo ocupaban la mayor parte del espacio de publicidad en esa edición. Había avisos a toda página de cremas o líquidos ofrecidos por Optimum Care, Soft and Beautiful, Dark and Lovely, Alternatives, Frizz Free, TCB Health-Sense, New Age Beauty, Isoplus, CPR Motions y Raveen. Me impresionó advertir que uno de los remedios contra el cabello africano se llama, precisamente, African Pride (orgullo africano) y, según promete, «plancha y suaviza como ninguno».

5. Una herencia pesada
«Parece negro», o «parece indio», son insultos frecuentes en América Latina; y «parece blanco» es un frecuente homenaje. La mezcla con sangre negra o india «atrasa la raza»; la mezcla con sangre blanca «mejora la especie». La llamada democracia racial se reduce, en los hechos, a una pirámide social: la cúspide es blanca, o se cree blanca: y la base tiene color oscuro.

Desde la revolución en adelante, Cuba es el país latinoamericano que más ha hecho contra el racismo. Hasta sus enemigos lo reconocen; y a veces lo reconocen lamentándolo. Han quedado definitivamente atrás los tiempos en que los negros no podían bañarse en las playas privadas («porque tiñen el agua»).

Pero todavía los negros cubanos abundan en las cárceles y brillan por su ausencia en las telenovelas, como no sea para representar papeles de esclavos o criados. Una encuesta, publicada en diciembre del 98 por la revista colombiana América negra, revela que los prejuicios racistas sobreviven en la sociedad cubana, a pesar de estos 40 años de cambio y progreso, y los prejuicios sobreviven sobre todo entre sus propias víctimas: en Santa Clara, tres de cada diez negros jóvenes consideran que los negros son menos inteligentes que los blancos; y en La Habana, cuatro de cada diez negros de todas las edades creen que ellos son intelectualmente inferiores. «Los negros han sido siempre poco dados al estudio», dice un negro.

Tres siglos y medio de esclavitud son una herencia pesada y porfiada.

martes, julio 26, 2005

LOS INTRUSOS

Cuando alguna adivina se ofrece a leer el destino, más vale pedirle que elija otra víctima: déjeme creer, señora, que el futuro es una sorpresa y no un aburrimiento.

Afortunadamente, el mundo no deja de ofrecer asombros. Hasta el fútbol profesional, una industria programada para las monotonías del poder, contiene imprevistos conejos en la galera.


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Más de una cuarta parte de la humanidad asistió, por televisión, a la primera sorpresa del Mundial 2002. Ocurrió en la noche de la inauguración, en el estadio de Seúl. Contra todos los pronósticos, Francia, el país campeón del Mundial anterior, fue vencido por Senegal, que había sido una de sus colonias africanas y que por primera vez participaba de una Copa del Mundo. Francia quedó por el camino en la primera rueda, sin meter ni un solo gol. Argentina, el otro país favorito en las apuestas, también cayó en las primeras de cambio. Y después se marcharon Italia y España, asaltadas a mano armada por los árbitros. Pero todas estas escuadras poderosas fueron sobre todo víctimas de la obligación de ganar y del terror de perder, que son hermanos gemelos. Las grandes estrellas del fútbol actual habían llegado a la Copa abrumadas por el peso de la fama y de la responsabilidad, y extenuadas por el feroz ritmo de exigencia de los clubes donde actúan.
Sin historia mundialera, sin estrellas, sin la obligación de ganar ni el terror de perder, la selección de Senegal jugó en estado de gracia y fue la revelación. Llegó invicta a los cuartos de final, no pudo pasar más allá, pero su bailito incesante nos devolvió una sencilla verdad que suelen olvidar los científicos de la pelota: el fútbol es un juego y quien juega, cuando juega de verdad, siente alegría y da alegría. Fue obra de Senegal el gol que más me gustó en todo el torneo, pase de taquito de Thiaw, certero disparo de Camara; y uno de sus jugadores, Diouf, hizo la mayor cantidad de gambetas, a un promedio de ocho por partido, en un campeonato donde ese placer de los ojos parecía prohibido.

La otra sorpresa fue Turquía. Nadie creía. Llevaba medio siglo de ausencia en los mundiales. En su partido inicial, contra Brasil, la selección turca fue alevosamente estafada por el árbitro, pero siguió viaje y acabó conquistando el tercer puesto. Su fútbol, mucho brío, buena calidad, dejó mudos a los expertos que lo habían despreciado.

Casi todo lo demás fue un largo bostezo. Por suerte, en sus partidos finales, Brasil recordó que era Brasil. Cuando se desataron, y jugaron a la brasileña, sus jugadores se salieron de la jaula de mediocridad donde el director técnico, Scolari, los tenía encerrados. Y entonces, por fin, después de tanto fiasco, Brasil pudo ser una fiesta.


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Se juega con nada. O casi nada: una sola pelota alcanza, o cualquier cosa que ruede, de trapo, goma, cuero o plástico. El fútbol es el deporte más barato del mundo. Pero la pelota tiene mágicos poderes y puede hacer brotar mucho dinero del pasto. La pelota que Adidas estrenó en el Mundial es de alta tecnología: una cámara de látex, rodeada por una malla de tela cubierta por espuma de gas, que tiene por piel una blanca capa de polímero decorada con el símbolo del fuego. Ella mueve fortunas.
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El negocio del fútbol, como todos los negocios, está organizado para recompensar a los más fuertes. A veces, sin embargo, los países imprevistos y los clubes chicos, sin ningún valor de mercado, rompen las rutinas del poder.
Hace un par de años, el club Calais, un equipo de aficionados de poca experiencia y poca hinchada, fue casi campeón de Francia. Perdió la final por un pelito, por culpa de un penal dudoso. Era de no creer: los jugadores del Calais, empleados, obreros, jardineros, maestros, habían dejado por el camino a los equipos franceses de alto nivel profesional.

Cerquita nomás, en Italia, un enanito está faltando el respeto a los clubes más ricos del mundo. Nunca en la historia italiana había ocurrido: un cuadro de pueblo chico ha entrado en la serie A. Este año disputó los primeros lugares, entró quinto, a un punto del Milan, y se clasificó para la Copa europea. El convidado de piedra se llama Chievo. Proviene de una parroquia de tres mil quinientos habitantes, campesinos que producen kiwis, duraznos, salames y buenos vinos. En el café del pueblo, donde reina María la Pantalona, los hinchas celebran, lloran, discuten y deciden: el Chievo es de todos. El equipo entero, titulares y suplentes y todo lo demás, cuesta cincuenta veces menos que el dinero que recibió el club Juventus por la venta de un solo jugador, Zinedine Zidane, al Real Madrid.

A las grandes empresas del fútbol italiano no les gusta ni un poquito el fulgurante ascenso de estos nadies que juegan un fútbol suelto, audaz, atrevido. También sus vecinos, de la ciudad de Verona, los miran de reojo.

Los fanáticos de la barra brava del club Verona, que hacen el saludo fascista, tienen la costumbre de insultar a sus rivales africanos y entre los jugadores del Chievo brillan los inmigrantes negros.

Al otro lado del mar, en el Brasil, la novedad se llama San Caetano. Este club nació en un suburbio obrero de la ciudad de San Pablo, en el anillo industrial que incubó el nuevo sindicalismo y el partido de Lula.

El San Caetano, que tiene por símbolo un pájaro silvestre de color azul, practica un fútbol ofensivo y fulminante, fiel a la profesión de fe formulada por el presidente del club: “Hoy en día predomina el fútbol europeo, que es pura marcación. Pero el fútbol brasileño no debería mudar su estilo, su sello: jugar para adelante”. Mal no le ha ido, que digamos. En sus escasos trece años de vida, el San Caetano se ha abierto paso hasta la primera división y los primeros lugares de la tabla, y este año está disputando, por segunda vez, la Copa Libertadores, contra los mejores equipos de América Latina.

Y eso a pesar del problema de siempre, el drama de los clubes chicos y de los países pobres: el San Caetano crea jugadores y los pierde. Los mejores se van, comprados por los clubes grandes del Brasil (Corinthians, Palmeiras) o se marchan a Europa, al Stuttgart, al Lazio.


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El poder dice: se acabó la historia. Y dice: el destino soy yo. Pero en el fútbol, como en todo lo demás, hay intrusos. No están previstos en el guión y, sin embargo, se meten donde no los llaman, sin permiso, de contrabando, y actúan. Ellos son consuelo y profecía. Se agradece.

HUMOR NEGRO

Chiste 1
La gasolina con plomo agregado fue un inventito de EU. Allá por los años veinte, se impuso en Estados Unidos y en el mundo. Cuando el gobierno estadunidense la prohibió, en 1986, la gasolina con plomo estaba matando adultos a un ritmo de 5 mil por año, según la agencia oficial que se ocupa de la protección del ambiente. Además, según las numerosas fuentes citadas por el periodista Jamie Kitman en su investigación para la revista The Nation, el plomo había provocado daños al sistema nervioso y al nivel mental de muchos millones de niños, nadie sabe exactamente cuántos, durante 60 años.

Charles Kettering y Alfred Sloan, directivos de la General Motors, fueron los principales promotores de este veneno. Ellos han pasado a la historia como benefactores de la medicina, porque fundaron un gran hospital.

Chiste 2
Ya los griegos y los romanos sabían que el plomo era enemigo de la sangre, el suelo, el aire y el agua. Eso no tiene nada de nuevo. Sin embargo, algunos países siguen agregando plomo a la gasolina. Y mi país, el Uruguay, pongamos por caso, llega más allá: castiga la buena conducta. La gasolina sin plomo cuesta más cara. Quien contamina menos, paga más.

Chiste 3
Una empresa estadunidense, Ethyl, y otra inglesa, Octel, venden afuera lo que está prohibido adentro. El aditivo de plomo para la gasolina se exporta a los países que pueden ser intoxicados impunemente: casi todo Africa y algunos otros países del sur del mundo. Para ser un negocio en agonía, no está tan mal. El balance de 1999 reveló que Ethyl tuvo una ganancia bruta de 190 millones de dólares.

El problema de Jack El Destripador era que estaba mal asesorado. El pobre Jack no tenía agentes de relaciones públicas que maquillaran su imagen ni expertos en publicidad que bendijeran sus actos. En cambio, la empresa Ethyl, nacida del matrimonio de General Motors y Standard Oil, dice en su propaganda que "el respeto por la gente" es el valor más importante que guía sus acciones, y que hace lo que hace desarrollando "una cultura basada en la confianza mutua y el respeto mutuo". Y la empresa Octel explica: "Octel continúa desempeñando un papel primordial en el proceso universal de eliminación de los combustibles con plomo, a través del suministro seguro y eficiente de plomo para combustibles, que seguirá brindando a sus clientes mientras ellos lo requieran". Una obra maestra: practicar el crimen es la mejor manera de colaborar en la lucha contra el crimen.

Chiste 4
Según el último informe del Banco Mundial, 15 por ciento de la población del planeta devora la mitad de toda la energía que el planeta consume. Los automóviles tragan buena parte de esa mitad. En los países ricos, hay 580 vehículos por cada mil habitantes; en los países pobres, hay diez.

Los países ricos han prohibido la gasolina con plomo, pero sus habitantes de cuatro ruedas escupen otros venenos. De la vertiginosa motorización de las calles proviene buena parte de los gases que recalientan el planeta, enloquecen el clima y perforan el ozono. Los automóviles son cada vez más numerosos y cada vez más grandes. Quizá los 4 x 4, que todos los niños del mundo sueñan con tener, se llaman así porque consumen cuatro veces más combustible que los autos pequeños.

Hágase nuestra voluntad, así en la tierra como en el cielo: salvo los bebés, todos tienen automóvil propio en el país que más energía traga y más veneno escupe. El país más glotón y derrochón contiene nada más que 4 por ciento de la población mundial, emite nada menos que 24 por ciento del dióxido de carbono que agrede la atmósfera y gasta dinerales en la publicidad que lo absuelve.

Una organización modestamente llamada Fuerza de Tareas de los Líderes Globales del Medio Ambiente del Mañana ha difundido un mapamundi ecológico, publicado con el mayor destaque en la revista Newsweek y en otros medios, junto con un texto explicativo. Los líderes globales demuestran que los países más ricos son los mejores amigos de la naturaleza, los más eco-friendly, y los principales culpables de las calamidades ecológicas del planeta son Bangladesh y Uganda.

Chiste 5
El dióxido de carbono, ¿ataca la memoria? Habría que ver. En su campaña presidencial, George W. Bush había prometido que iba a limitar las emisiones de gases tóxicos. Olvidó su promesa apenas abrió la puerta de la Casa Blanca. Dijo no al acuerdo internacional de Kioto y confirmó así, una vez más, que los únicos discursos que merecen ser creídos son los discursos no pronunciados.

Chiste 6
El gobierno del planeta, ¿es un gobierno o un oleoducto? Las empresas petroleras fueron las que más dinero aportaron a la campaña de Bush, que fue la más cara de la historia. El presidente había fundado la empresa petrolera Arbusto Oil, que luego se llamó Bush Exploration, y que fue finalmente vendida a la Harken Oil & Gas. El vicepresidente, Dick Cheney, acumuló su fortuna personal desde la empresa petrolera Halliburton. A la cabeza de la seguridad nacional está Condoleezza Rice, que integró el directorio de la empresa petrolera Chevron entre 1991 y el año 2000. Don Evans, secretario de Comercio, fue presidente de la empresa petrolera Tom Brown Inc. y director de la empresa de petróleo TMBR/Sharp Drilling. Kathleen Cooper, que se ocupa del comercio en la Secretaría de Asuntos Económicos, fue ejecutiva de la empresa petrolera Exxon. Thomas White, de la Secretaría de Defensa, fue vicepresidente de la empresa petrolera Enron Corporation.

Chiste 7
Podría llamarse Asociación para el Exterminio del Planeta y sus Alrededores. Pero no: se llama Centro Mundial para el Medio Ambiente.

Entre sus miembros figuran British Petroleum, Occidental Petroleum, Exxon, Texaco, International Paper, Weyerhaeuser, Novartis, Monsanto, BASF, Dow Chemical y Royal Dutch Shell. Todos estos amigos de la naturaleza y de la especie humana, que periódicamente se condecoran entre sí, anunciaron que la empresa Shell recibirá la Medalla de Oro del Medio Ambiente correspondiente a 2001. Entre los muchos méritos de la empresa, cabe mencionar sus esfuerzos por arrasar el delta del Níger y por lograr que la dictadura de Nigeria enviara a la horca, en 1995, al escritor Ken Saro-Wiwa y a otra gente molesta que andaba protestando.

viernes, julio 22, 2005

EL TEATRO DEL BIEN Y DEL MAL

En la lucha del Bien contra el Mal, siempre es el pueblo quien pone los muertos.

Los terroristas han matado a trabajadores de cincuenta países, en Nueva York y en Washington, en nombre del Bien contra el Mal. Y en nombre del Bien contra el Mal el presidente Bush jura venganza: «Vamos a eliminar el Mal de este mundo», anuncia.

¿Eliminar el Mal? ¿Qué sería del Bien sin el Mal? No sólo los fanáticos religiosos necesitan enemigos para justificar su locura. También necesitan enemigos, para justificar su existencia, la industria de armamentos y el gigantesco aparato militar de Estados Unidos. Buenos y malos, malos y buenos: los actores cambian de máscaras, los héroes pasan a ser monstruos y los monstruos héroes, según exigen los que escriben el drama.

Eso no tiene nada de nuevo. El científico alemán Werner von Braun fue malo cuando inventó los cohetes V-2, que Hitler descargó sobre Londres, pero se convirtió en bueno el día en que puso su talento al servicio de Estados Unidos. Stalin fue bueno durante la Segunda Guerra Mundial y malo después, cuando pasó a dirigir el Imperio del Mal. En los años de la guerra fría escribió John Steinbeck: «Quizá todo el mundo necesita rusos. Apuesto a que también en Rusia necesitan rusos. Quizá ellos los llaman americanos.» Después, los rusos se abuenaron. Ahora, también Putin dice: «El Mal debe ser castigado.»

Saddam Hussein era bueno, y buenas eran las armas químicas que empleó contra los iraníes y los kurdos. Después, se amaló. Ya se llamaba Satán Hussein cuando los Estados Unidos, que venían de invadir Panamá, invadieron Irak porque Irak había invadido Kuwait. Bush Padre tuvo a su cargo esta guerra contra el Mal. Con el espíritu humanitario y compasivo que caracteriza a su familia, mató a más de cien mil iraquíes, civiles en su gran mayoría.

Satán Hussein sigue estando donde estaba, pero este enemigo número uno de la humanidad ha caído a la categoría de enemigo número dos. El flagelo del mundo se llama ahora Osama Bin Laden. La Agencia Central de Inteligencia (CIA) le había enseñado todo lo que sabe en materia de terrorismo: Bin Laden, amado y armado por el gobierno de Estados Unidos, era uno de los principales «guerreros de la libertad» contra el comunismo en Afganistán. Bush Padre ocupaba la vicepresidencia cuando el presidente Reagan dijo que estos héroes eran «el equivalente moral de los Padres Fundadores de América». Hollywood estaba de acuerdo con la Casa Blanca. En estos tiempos, se filmó Rambo 3: los afganos musulmanes eran los buenos. Ahora son malos malísimos, en tiempos de Bush Hijo, trece años después.

Henry Kissinger fue de los primeros en reaccionar ante la reciente tragedia. «Tan culpable como los terroristas son quienes les brindan apoyo, financiación e inspiración», sentenció, con palabras que el presidente Bush repitió horas después.

Si eso es así, habría que empezar por bombardear a Kissinger. El resultaría culpable de muchos más crímenes que los cometidos por Bin Laden y por todos los terroristas que en el mundo son. Y en muchos más países: actuando al servicio de varios gobiernos estadunidenses, brindó «apoyo, financiación e inspiración» al terror de Estado en Indonesia, Camboya, Chipre, Irán, Africa del Sur, Bangladesh y en los países sudamericanos que sufrieron la guerra sucia del Plan Cóndor.

El 11 de septiembre de 1973, exactamente 28 años antes de los fuegos de ahora, había ardido el palacio presidencial en Chile. Kissinger había anticipado el epitafio de Salvador Allende y de la democracia chilena, al comentar el resultado de las elecciones: «No tenemos por qué aceptar que un país se haga marxista por la irresponsabilidad de su pueblo.»

El desprecio por la voluntad popular es una de las muchas coincidencias entre el terrorismo de Estado y el terrorismo privado. Por poner un ejemplo, la ETA, que mata gente en nombre de la independencia del País Vasco, dice a través de uno de sus voceros: «Los derechos no tienen nada que ver con mayorías y minorías.»

Mucho se parecen entre sí el terrorismo artesanal y el de alto nivel tecnológico, el de los fundamentalistas religiosos y el de los fundamentalistas del mercado, el de los desesperados y el de los poderosos, el de los locos sueltos y el de los profesionales de uniforme. Todos comparten el mismo desprecio por la vida humana: los asesinos de los cinco mil quinientos ciudadanos triturados bajo los escombros de las Torres Gemelas, que se desplomaron como castillos de arena seca, y los asesinos de los doscientos mil guatemaltecos, en su mayoría indígenas, que han sido exterminados sin que jamás la tele ni los diarios del mundo les prestaran la menor atención. Ellos, los guatemaltecos, no fueron sacrificados por ningún fanático musulmán, sino por los militares terroristas que recibieron «apoyo, financiación e inspiración» de los sucesivos gobiernos de Estados Unidos.

Todos los enamorados de la muerte coinciden también en su obsesión por reducir a términos militares las contradicciones sociales, culturales y nacionales. En nombre del Bien contra el Mal, en nombre de la Unica Verdad, todos resuelven todo matando primero y preguntando después. Y por ese camino, terminan alimentando al enemigo que combaten. Fueron las atrocidades de Sendero Luminoso las que en gran medida incubaron al presidente Fujimori, que con considerable apoyo popular implantó un régimen de terror y vendió el Perú a precio de banana. Fueron las atrocidades de Estados Unidos en Medio Oriente las que en gran medida incubaron la guerra santa del terrorismo de Alá.

Aunque ahora el líder de la Civilización esté exhortando a una nueva Cruzada, Alá es inocente de los crímenes que se cometen en su nombre. Al fin y al cabo, Dios no ordenó el holocausto nazi contra los fieles de Jehová, y no fue Jehová quien dictó la matanza de Sabra y Chatila ni quien mandó expulsar a los palestinos de su tierra. ¡Acaso Jehová, Alá y Dios a secas no son tres nombres de una misma divinidad?

Una tragedia de equívocos: ya no se sabe quién es quién. El humo de las explosiones forma parte de una mucho más enorme cortina de humo que nos impide ver. De venganza en venganza, los terrorismos nos obligan a caminar a los tumbos. Veo una foto, publicada recientemente: en una pared de Nueva York alguna mano escribió: «Ojo por ojo deja al mundo ciego».

La espiral de la violencia engendra violencia y también confusión: dolor, miedo, intolerancia, odio, locura. En Porto Alegre, a comienzos de este año, el argelino Ahmed Ben Bella advirtió: «Este sistema, que ya enloqueció a las vacas, está enloqueciendo a la gente.» Y los locos, locos de odio, actúan igual que el poder que los genera.

Un niño de tres años, llamado Luca, comentó en estos días: «El mundo no sabe dónde está su casa.» El estaba mirando un mapa. Podía haber estado mirando un noticiero

CHOLULISMO

Hubo una época en que a la gente le costaba distinguir entre la vida y obra de sus ídolos. Cruzarse con el astro favorito era más importante que el casamiento de un hijo. Después, el romanticismo comenzó a morir. Y mientras los investigadores deciden si fue por causas naturales o por asesinato, el autor de las siguientes líneas inicia el rescate de los cholulos. Para jugar, para gozar del arte o para asombrarse ante lo mágico, siempre es indispensable condescender a una amable seriedad. Los chicos disfrutan intensamente sus diversiones, precisamente porque se las toman en serio. por el contrario, el escepticismo, el cinismo y la morbosidad analítica pueden dejarnos fuera de muchos deliciosos entretenimientos. Ninguna obra artística podría interesarnos si no aceptáramos de antemano creer en lo que se nos cuenta, aunque sepamos que es falso.Pensemos en el teatro: sí uno razona que el hijo moribundo, la madre desesperada y el traidor asesino no son más que individuos fingiendo, difícilmente pueda encontrar emoción alguna. El conocido racionalista de Flores, Aquiles Fabregat, que no comprendía estas cosas, solía asistir al cine Fénix de la avenida Rivadavia. En lo mejor de la película, cuando las viejas lloraban por las desventuras de Arturo de Córdova , Fabregat explicaba en voz alta que todo era ilusión óptica y que el drama que el público creía ver no era otra cosa que una serie de fotografías proyectadas por una lente. Después, trataba de impartir elementales nociones acerca del funcionamiento de la retina, aspecto que –por lo general- desarrollaba mientras lo echaban a patadas. Quiero decir con todo esto que para vivir ciertas experiencias se necesita un poco de ingenuidad. No es que uno postule el pajueranismo intelectual de los abribocas que se desmayan ante las puertas giratorias. Pero es evidente que la perpetua demostración de perspicacia acaba por confinarnos en un mundo insípidamente real. Así, en los últimos años han desaparecido entrañables costumbres populares, solamente porque las personas se sienten demasiados astutas para ejercerlas.Ya no se dan serenatas. Nadie se disfraza. Nadie escribe con el dedo en los vidrios empañados. No se juega a la escondida. Nadie se asusta con las películas de terror. En medio de este engrupimiento general, no es de extrañar que haya disminuido la cándida admiración que antes despertaban los artistas, los deportistas y las figuras famosas. Cholula era un personaje de historieta, no demasiado popular, cuya característica era la demasiada atracción por las estrellas de cine. Con el tiempo, los periodistas empezaron a llamar cholulos a todos aquellos que manifestaban tendencia a deslumbrarse ante la fama. A mí me parece que el remoquete encierra mucho desprecio. Y denuncio que su uso se extendió cuando ya los cholulos estaban en minoría. Antes de eso, cuando todavía existía esta desagradable palabra, el cholulismo conoció su momento de auge. Los artistas no eran entonces personas de carne y hueso, como se nos miente ahora. Tenían categoría de semidioses. Los actores no podían salir a la calle sin producir un batifondo. Alberto Castillo y Jorge Vidal obligaban a cortar el transito. Las señoras comentaban los romances de Zully Moreno o Laura Hidalgo como si fueran asuntos de interés nacional. Cuando Isabel Sarli asistía a los estrenos, sus fanáticos se esmeraban para terminar de desnudarla. Haberse cruzado alguna vez con Miguel de Molina era un episodio más conmovedor que el casamiento de un hijo. Cierto es que algunos astros lamentaba la intimidad perdida. Al parecer, les resultaba imposible ejercitar cualquier actividad – aun las más personales – sin ser ovacionados por la multitud. A veces la gente no alcanzaba a distinguir los límites entre la vida y la obra artística de sus ídolos, cosa que – de paso – constituye el ideal del romanticismo. Cuando las compañías radiales de Héctor Bates salían de gira por los cines, los actores que hacían los papeles de malvados debían soportar los insultos y los coscorrones de un publico ingenuo y justiciero. Tantas arrebatadas expresiones no siempre fueron hijas del caos y el amontonamiento. Algunos fanáticos ordenados procuraban encauzar el entrevero y darle forma institucional. Así nacieron los clubes de admiradores.Las tareas cotidianas de estas instituciones son para el que escribe un absoluto misterio.Sin embargo, puede adivinarse que repartían fotografías, que mantenían correspondencia con las revistas y hasta es posible que existieran comisiones destinadas a conseguir prendas y recuerdos de la figura amada. Cabe imaginar la instalación de vitrinas para exhibir corbatas, botones, medias, camisas, zapatos, guantes, mechones y calzoncillos de origen estelar.No todos los clubes habrán sido iguales. Pedrito Rico o Palito Ortega deben haber inspirado entidades poderosísimas. Humildes serían las instituciones para exaltar a Lalo Fransen o a Adolfo Pérez "Pocholo".Organizarse en grupos para admirar es –nadie lo dude- propio de espíritus nobles y desinteresados. Así lo entendió el polígrafo y pensador de la calle Artigas, Manuel Mandeb. el hombre, cautivado por la generosidad de estas iniciativas, resolvió –como siempre- ir un poco más lejos. Así surgió el Club de Admiradores. Como su seco nombre lo señala, la entidad no propugnaba ninguna admiración particular, sino una actitud admirativa general y filosófica. Noche a noche, los socios se reunían para maravillarse ante cantores, guardavallas, sastres, héroes, santos y bandoleros. Se admiraba la claridad de una luna, el color del último vagón de los trenes de carga, las carambolas de Ezequiel Navarra, el olor de las panaderías y el diseño mágico del siete de oros.El club de Mandeb desapareció por sus propósitos demasiados amplios y por la falta de pago del alquiler de sus oficinas.Los Refutadores de Leyendas, que odiaron siempre a los cholulos, eran más proclives al rechazo que a la exaltación. con toda insidia promovieron la fundación de clubes rechazantes, que muy pronto prosperaron en la ciudad.El Club de Rechazantes de Antonio Prieto, sin ir más lejos, organizaba reuniones en las que se proferían toda clase de denuestos contra el cantor chileno. Muchas veces los socios asistían a los recitales para silbar o sencillamente para no aplaudir.Los Refutadores siempre han creído que el rechazo es señal de inteligencia. Hoy en día se tropieza a cada paso con personas que se reputan lumbreras en virtud de su disgusto por Héctor Larrea. Y, en rigor de verdad, hay profesionales y pensadores que fundamentan su carrera en el sistemático rechazo a cualquier cosa.Pero volvamos a los buenos cholulos. Un deporte que practicaron con tenacidad fue la caza de autógrafos. Esta disciplina encuentra soporte en el error de confundir a las personas con su firma. Como quiera que sea, los cazadores de autógrafos existieron y existen en todo el mundo. a principios de siglo la firma de Bernard Shaw se cotizaba en 50 libras. se cuenta que Shaw liquidaba sus deudas entregando cheques por sumas inferiores a esa cantidad. De este modo, nadie se presentaba a cobrar al banco: era más negocio vender los cheques como autógrafos.En nuestros días asistimos a un nuevo cholulismo. El de los intelectuales y el de los funcionarios. Por supuesto que esta gente no persigue a los cantantes de boleros. más bien se amontona en torno a los escritores y políticos, particularmente si son extranjeros. lejos de criticarlos, me atrevo a saludarlos. Junto a las pelandrunas que siguen a Menudo, son los últimos admiradores ingenuos que nos van quedando.Pese a estas expresiones tardías, presiento que el cholulismo es una causa perdida.Mala señal es avergonzarse de los sentimientos. Mala señal es apostar al aburrimiento de los sabelotodos. Mala señal es el temor al ridículo. Porque quien teme al ridículo está perdido para toda acción heroica.

lunes, julio 18, 2005

LA DECADENCIA DE LA AMISTAD

Muchos pensadores han creido notar que, en estos tiempos, la amistad es mas un tema de conversacion que una actividad concreta. Por cierto, es relativamente facil encontrar personas dispuestas a componer canciones sobre los amigos. En cambio es bastante dificil conseguir que esas mismas personas le presten a uno dinero. Segun parece, el sentimiento amistoso se halla en decadencia. Todos los dias uno tropieza con canallas que lejos de preocuparse por la escasez de amigos, se jactan de ella. -Yo, amigos, lo que se dice amigos, tengo muy pocos, o ninguno, nos gritan en la cara . Y no advierte que el sujeto esta esperando que lo feliciten por semejante hazaña. En los años dorados de Flores, cuando alcanzaban su apogeo la comprension, la poesia y el juego del codillo, tambien existian enemigos de la amistad que preocupaban a los Hombres Sensibles. Manuel Mandeb, el metafisico de la calle Artigas, colecciono algunas de sus obtusas opiniones en un opusculo titulado maliciosamente Los amigos. Como ya es costumbre, transcribimos algunos parrafos. "... La amistad debe nacer en la juventud o en la infancia. Nuestros amigos son aquellos que aprenden junto a nosotros o, mejor todavia, los que viven aventuras a nuestro lado. Y por lo general, la gente aprende y vive aventuras en la juventud. Despues casi todo el mundo consigue algun empleo en casas de comercio y ya resulta imposible adquirir conocimientos nuevos o pelearse con una patota. "...A los once o doce años, uno empieza a hartarse de la familia y encuentra que los muchachos de la esquina son mucho mas divertidos que el tio Jorge. Durante mas o menos una decada nadie estara mas cerca de nuestro corazon que esos muchachos. Y si uno quiere aprovisionarse de amigos, debe hacerlo en ese periodo. Despues sera demasiado tarde..." Segun se aprecia, el criterio de Manuel Mandeb es interesante y tal vez verdadero. Sucede que en cierto momento de la vida uno descubre que esta rodeado de extraños: companieros de trabajo, clientes, acreedores, vecinos y cuñados. Los amigos de verdad estan lejos, probablemente encerrados en circulos parecidos. Algunos empecinados insisten en cultivar amistades nuevas. Los matrimonios maduros se visitan mutuamente y desarrollan palidas parodias de la amistad verdadera: se cuentan una y otra vez episodios antiguos, vividos con los amigos viejos, que ya no estan. Cuando uno es joven no cuenta historias a sus amigos: las vive con ellos. A pesar de estas sabias reflexiones de Mandeb, existio en Flores una agencia destinada a ofrecer amistad a los solitarios. Fue la celebre Proveeduria de Amigos de Ocasion. Sus fines de lucro eran innegables. Todavia hoy se recuerda su 'slogan' publicitario: "Tenga un amigo desinteresado. Paguelo en cuotas". Con solo acercarse al mostrador, el cliente ya notaba un clima amistoso y amplio. Los empleados sabian como atacar. Buenas tarde. No sabes lo que me hizo esta mañana la bruja de mi mujer. Y a los treinta segundos uno se sentia entre amigos. Despues, entre palmadas, gui~nos, pellizcones y confidencias, los comerciantes iban mostrando el amplio catalogo de la proveeduria. Tenian amigos silenciosos, dispuestos a escuchar cincuenta veces la historia de una operacion. Amigos complacientes, siempre amables y elogiosos. Amigos efusivos que saludaban con abrazos y se despedian a los gritos. Amigos divertidos, ruditos en cuentos picantes y expertos en bromas pesadas. Tambien se prestaba un servicio un tanto oneroso, especialmente para personas encumbradas. Consistia en el alquiler de una cohorte de adulones que acompañaban al cliente a todas partes, se reian de sus chistes, aplaudian sus ocurrencias y suscribian con entusiasmo cualquiera de sus pensamientos. Precediendo a esta comparsa, solia marchar un corneta, que abria la puerta de los bares y asomando la cabeza gritaba: Ahi viene el doctor Del Prete...! El trabajo se hacia tan bien, que muchos de los contratantes ya no podian prescindir de el nunca mas. Muchos profesionales del barrio extinguieron su fortuna pagando este servicio de la agencia. Un asunto que molestaba a los clientes era el rigor de los Amigos de Ocasion en sus horarios. Cuando vencia el plazo estipulado, se termianba la amistad. Sin saludar, los contratadso daban media vuelta y se iban, muchas veces interrumpiendo una carcajada o librandose bruscamente de un abrazo fraternal. Sin embargo, hay que admitir que algunos aspectos del funcionamiento de la prooveduria eran bastante nobles. Por ejemplo, la Seccion Niños permitia que los padres eligieran a los amigos de sus hijos, sin correr riesgo alguno. Para ello se contaba con un numeroso plantel de chicos e incluso enanos, adiestrados en diferentes actitudes. Segun el gusto paterno, podian encontrarse pibes atorrantes para avivar a los pequeños pelandrunes, ni~nos estudiosos para estimular a los adoquines, y criaturas educadas y juiciosas para serenar a los mas piratas. Desde luego, no pudo evitarse que muchos chicos se resistieran a la decision de los padres. Asi se oian con toda frecuencia en Flores frases como esta: - Camine a jugar con los amiguitos que le alquilo su padre, caramba...! Asimismo existia un departamento para Damas, con un amplio surtido de chimentos. Algunos malintencionados decian que las mujeres no contrataban amigas, sino enemigas, pero ese es otro asunto. El fracaso mas estruendoso fue el de la seccion Amistades Mixtas. Nada cuesta razonar que los caballeros que solicitaban amigas escondian casi siempre otras intenciones. No se espante el lector pensando que nos internaremos en un tema tan manoseado como el de la amistad entre la mujer y el hombre. Vale la pena - eso si - recordar lo que dijo Manuel Mandeb a una amiga suya, tal vez alquilada en la proveeduria. -Vea. Yo puedo ser su amigo si usted quiere. No tratare de seducirla ni me pondre romantico ni le hare propuestas indecorosas. Pero sepa que yo necesito que exista un amor potencial. Me resulta indispensable que exista una posibilidad en un millon de que algo surja entre nosotros. Le aclaro que es probable que si se da esa circunstancia yo salga corriendo. Pero es unicamente en virtud de esa remotisima chance que yo estoy aqui oyendo su conversacion como un imbecil. Los Hombres Sensibles nunca fueron buenos clientes de la agencia Amigos de Ocasion. Quiza porque sus presupuestos eran muy humildes. O a lo mejor porque les gustaba que los quisieran gratis. En cualquier caso, los muchachos del Angel Gris tenian un criollo pudor en estas cuestiones. Para ellos andar declarando publicamente el grado de amistad que sentian por alguien era cosa de afeminados. Manuel Mandeb pasaba largas horas en la esquina de Artigas y Moron fumando con Jorge Allen, el poeta. Muchas veces ni se hablaban. Se contentaban con saber que el otro estaba alli. Ya en su ultima etapa, la preveeduria empezo a ofrecer viejos amigos. En un principio la idea consistia en rastrear -a pedido del cliente- el paradero de personas ausentes y lejanas. Pero como advirtieron que la tarea era demasiado complicada, resolvieron que era mas facil inventar antiguas amistades que rescatarlas del pasado. Se preparo entonces un magnifico grupo de viejos mentirosos que ante la entrada de algun candidato de cierta edad, fingian reconocerlo y le soltaban cuatro o cinco recuerdos para ir tomando confianza. Esta seccion trabajaba mucho en las cenas anuales que suelen realizar los ex- alumnos de los colegios. Su mision consistia en ir reemplazando a los fallecidos y mantener siempre firme la concurrencia. Asi, en cierta reunion de egresados del Colegio Nacional Nicolas Avellaneda, promocion 1921, se dio el curioso caso de que ninguno de los asistentes habia pisado jamas ese establecimiento, lo que no les impidio evocar a profesores, reirse de pasadas travesuras y brindar por encuentros futuros. Con el tiempo, la actividad de la agencia fue amenguando. Contribuyo a este hecho cierta mala prensa que siempre tiene la amistad entre los espiritus escepticos. En Flores, y en todos los barrios, se contaban leyendas sobre las traiciones de los amigos y sobre las ventajas de la soledad. Todavia en nuestro tiempo hay personas que se complacen en declarar que los perros son mas leales y sinceros que los humanos. Cabe sobre esto una pequeña reflexion. Tal vez sea cierto que los perros no traicionan. Pero esto no es en realidad una virtud del animal. Ocurre simplemente, que la modica organizacion mental del perro le impide realizar procesos tan complicados como una estafa. Es decir: los perros no pueden traicionarnos, por la misma razon que no se les permite es cribir novelas. Hoy cuando ya no existe la Agencia Amigos de Ocasion, vale la pena preguntar- se si no sera necesario inventar algo para reemplazarla. Sera dificil, desde luego. Nadie podra rescatar a los amigos perdidos. Poco podra hacerse para librarnos de los desconocidos que llenan nuestro tiempo. En todo caso, cada uno de nosotros debera cuidar lo poco que tenga. Sin componer canciones ni escribir poemas. Se trata unicamente de sentarse un rato en la vereda o de matear en silencio con los que estan mas cerca de nuestro espiritu. Si uno no tiene ya a los de antes, cabe decir que tal vez existen en el mundo amigos viejos a los que todavia no conocemos. Yo mismo, las otras noches resolvi salir de mi encierro y lleno de ilusiones me encamine a cierta esquina que conozco. Tenia ganas de fumar en silencio junto a tres o cuatro sujetos que se estacionan en ese lugar. Pensaba ademas cosechar algun guiño amistoso despues de estos años en que estuve tan ocupado. Pero algo raro debe haber sucedido, porque no habia nadie.