miércoles, noviembre 10, 2004

Del exilio

Esto es una "reflexión" que se me ocurrió escribir en febrero de este año, al cumplirse 20 años de la muerte del escritor argentino Julio Cortázar (al cual admiro mucho).



Del exilio:

El exilio siempre genera indefectiblemente un dolor muy grande, el dolor que genera el desarraigo. Es una realidad innegable e inevitable. Hoy 12 de febrero, se cumplen 20 años de aquél 12 de febrero de 1984. Por aquél entonces mi país despertaba nuevamente a la democracia después de 7 años de pesadilla dictatorial. Hacía un par de meses que había vuelto de París. Me refiero a Julio Cortázar. Estoy viendo un documental sobre él. Se le patina la "R" señal evidente e inequívoca de sus años franceses. Se le patina la "R" y eso duele. Duele porque obliga a uno a recordar charreteras intolerantes. Esas que le impidieron volver y lo obligaron con esa prohibición que la despedida, antes de que la muerte se lo llevara, sea corta e insuficiente.


Vuelvo al exilio que siempre duele. Hay varios tipos de exilio, y todos duelen. Recién hablaba del exilio cultural, que es cuando las charreteras impiden la entrada de un intelectual, de un artista,, o de cualquier otro ser pensante; ya sea cuando la prohibición sea física, o "metafórica" , cuando impiden que entren sus obras.


Yo no he sufrido exilio de ninguna clase. Se me ocurre que más que el exilio al que obligan las charreteras, debe doler el exilio al que a veces obliga la democracia por intermedio de la economía.

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