-Declare su versión de los hehos- mandó el juez.
El esribiente, las manos en el teclado, transcribió los dichos del acusado, conocido por su apodo de El Tornillo, residente en la ciudad de Melo, mayor de edad, de estado civil soltero,, profesión desoupado.
El acusado no negó su responsabilidad en el delito que se le imputaba. Sí, él había estrangulado una gallina que no era de su propiedad. Alegó:
-Tuve que matarla. Hacía tiempo que me chiflaba la panza vacía.
Y conluyó:
-Fue en defensa propia, señor juez.
martes, marzo 01, 2005
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