miércoles, marzo 30, 2005

LA MEMORIA QUEMADA

En 1499, en Granada, el arzobispo Cisneros echó a las llamas los libros que contaban ocho siglos de cultura islámica en España, mientras trece siglos de cultura judía ardían en las hogueras de la Inquisición.

En 1562, en Yucatán, fray Diego de Landa mandó a la hoguera ocho siglos de literatura maya.

Otros incendios hubo antes en el mundo, memorias arrojadas al fuego, y muchos hubo después.

En el año 2003, cuando las tropas invasoras concluyeron la conquista de Irak, los vencedores rodearon con tanques y soldados los pozos de petróleo, las reservas de petróleo y el Ministerio de Petróleo. En cambio, los soldados silbaron y miraron para otro lado cuando fueron vaciados todos los museos y fueron robados los libros de barro cocido que contaban las primeras leyendas, las primeras historias y las primeras leyes escritas en el mundo.

Acto seguido, fueron quemados los libros de papel . Ardió la Biblioteca Nacional de Bagdad, y se hicieron cenizas más de medio millón de libros. Muchos de los primeros libros impresos en lengua árabe y en lengua persa murieron allí.

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